El 3 de junio, los propietarios del resto de las franquicias que componen la NBA deben autorizar la venta de los Clippers por parte de los Sterling a Steve Ballmer, la persona que sustituyó en su día a Bill Gates al frente de Microsoft (empresa que, por cierto, ha tenido graves pérdidas durante el tiempo en el que Ballmer la ha dirigido) y que trató de comprar no hace mucho los Sacramento Kings con la intención de recuperar la franquicia de los Seattle Supersonics.
A esta situación se ha llegado tras el escándalo desatado tras la publicación por parte de una revista de unos comentarios racistas de Donald Sterling, escándalo de tal magnitud que hasta Barack Obama intervino en la historia. Este que sigue es un breve resumen de lo acontecido.
Donald Sterling en realidad se llama, o llamaba, Donald Tokowitz. Hijo de emigrantes judíos que llegaron a Estados Unidos desde Centro Europa, nació hace 80 años en Chicago, pero lleva desde los dos años viviendo en California. Abogado matrimonialista de profesión, hizo su fortuna en el mercado inmobiliario, comprando bloques de apartamentos para posteriormente ponerlos en alquiler. Tan bien le ha ido en el sector, que Forbes estima su fortuna en los 2.000 millones de dólares.
En 1979, Sterling hizo amistad con Jerry Buss, que poco después se haría con el control de los Lakers. Sería Buss quien le metería en el cuerpo a Sterling el gusanillo de la dirección de una franquicia de baloncesto y en 1981 compraría los Clippers, por entonces afincados en San Diego, por doce millones y medio de dólares. Es por tanto, tras la muerte de Buss el pasado año, el dueño más antiguo de una franquicia NBA. Por poco tiempo ya.
Si bien Sterling ha sido un triunfador en el mercado inmobiliario, no se puede decir lo mismo de su etapa al frente de los Clippers, equipo que ha estado siempre entre los peores de la liga hasta que pudo favorecerse de la desastrosa gestión del traspaso de Chris Paul desde los Hornets a los Lakers para pescar en río revuelto y convertirse a partir de entonces en uno de los gallitos del Oeste.
Curiosamente, en la mejor época de los Clippers es cuando su dueño se ha metido en un fenomenal lío.
El pasado 25 de abril se hacía pública una grabación de una conversación entre Sterling y una tal V. Stiviano, según ella de origen hispanoamericano, y a la sazón mantenida por el propio Sterling, en la que este le reprochaba que mantuviera relaciones con negros. Todo venía porque la tal Stiviano había publicado en Instagram una foto en la que aparecía con Magic Johnson. Sterling decía en la grabación que se acostase con negros si quería, pero que no los llevara a los partidos. El escándalo creció más en los siguientes días cuando se hicieron públicos nuevos fragmentos en los que además decía poco menos que estaba haciendo una obra de caridad con los jugadores negros de su equipo, ya que gracias a él podían comer.
¿Cómo es que esta V. Stiviano, desconocida hasta entonces, había hecho pública la grabación? Como comentamos más arriba, esta chica estaba mantenida por Sterling y la esposa del millonario debió descubrir la relación o hartarse de ella y reclamarle los regalos recibidos, que son tan poca cosa como dos Bentleys, un Range Rover, un Ferrari y un dúplex en Los Ángeles, al parecer valorado en casi dos millones de dólares. La disputa entre las tres patas de este banco habría llevado a que la Stiviano, sin lugar a dudas una buscavidas profesional, grabara y utilizara sus conversaciones privadas con Sterling.
Las reacciones no tardaron en llegar:
El 26 de abril la plantilla y cuerpo técnico de los Clippers, en plenos playoff por el título, se reunían e inicialmente decidían abandonar la competición. Finalmente optaban por presentarse al partido y hacer el calentamiento ocultando los logos del equipo.
El 28 de abril, los Heat de Miami repetían el gesto en su partido de playoff. El dueño de los Heat, Lebron James, Magic Johnson, Kevin Johnson y otras figuras del baloncesto americano pedían la expulsión de la liga de Donald Sterling.
La Asociación Nacional por los Derechos de la Gente de Color cancelaba el homenaje (!) que tenía previsto dar a Sterling en mayo. Vista tienen en esta asociación, desde luego.
El mismísimo presidente Obama no dejaba pasar la ocasión para criticar las palabras de Sterling.
Los principales patrocinadores de los Clippers rompían o dejaban en suspenso sus contratos.
La UCLA rechazaba ese mismo día una donación de tres millones de dólares por parte de los Sterling.
El jardín en el que se había metido Donald Sterling era ya un bosque subtropical y de paso amenazaba con llevarse por delante al nuevo Comisionado de la NBA, Adam Silver, que veía cómo, apenas un par de meses después de estrenarse en el cargo, le estallaba un escándalo entre las manos.
Era mucho lo que podía perder Silver en este asunto, puesto que la toma de posiciones de unos y otros le ponían en una situación muy comprometida. Sin embargo, la rueda de prensa celebrada el 29 de abril en la que Silver anunciaba la decisión tomada por la NBA es digna de aplauso.
En lugar de intentar poner paños calientes, Silver tomaba el toro por los cuernos y anunciaba la prohibición a Sterling de continuar en la dirección de los Clippers. Así mismo, se le prohibía la entrada a cualquier instalación deportiva de la NBA, se le multaba con dos millones y medio de dólares, la mayor sanción que puede imponer la liga, y se pedía permiso al resto de propietarios de la liga para poner a la venta el equipo. Según los estatutos de la NBA, esta no puede poner a la venta un equipo quitándoselo a sus dueños, sino que esta medida debe ser consensuada por las tres cuartas partes de las franquicias o 22 equipos a día de hoy.
No tardaron mucho en ir posicionándose los propietarios y pronto quedó claro que Silver contaba con apoyos suficientes como para expulsar a Sterling de la liga.
Viéndose perdido, Sterling decidió acudir a la televisión en prime time para tratar al menos de lavar su imagen. Y menudo lavado. Tras empezar pidiendo perdón y tras tratar de demostrar que él no es racista, al ser preguntado por Magic Johnson y su supuesto interés por hacerse con la franquicia no tenía mejor idea que cargar contra Johnson y la forma en que se hizo portador de anticuerpos del VIH. De mal en peor.
Todo este escándalo ha conducido a la venta de la franquicia. Según Mark Cuban, dueño de los Mavs, los Clippers tendrían un valor de mil millones de dólares. Forbes rebaja esta cantidad a los 575 millones. Se habló de un grupo encabezado por Magic Johnson, se habló de Yao Ming y de otros, pero finalmente Steve Ballmer ha presentado una oferta por dos mil millones de dólares que ha sido aceptada por la señora Sterling, a la sazón propietaria del equipo.
A falta de que la liga apruebe la venta, los Sterling van a hacer el negocio del siglo, más aún si ganan el pleito por mil millones de dólares que han iniciado contra la liga, según ellos, por violar las leyes antimonopolio y sus derechos constitucionales. El negocio del siglo, sí, pero Donald Sterling ha pasado a ser un apestado de la noche a la mañana.