Los Cavs son los nuevos campeones de la NBA


Foto: Bob Donnan-USA TODAY Sports
Foto: Bob Donnan-USA TODAY Sports

Pues finalmente era que la historia del baloncesto tenía un lugar reservado para los Cleveland Cavaliers. La franquicia que había debutado en la NBA en 1970 y que solamente había alcanzado la final de la liga dos veces antes de estas Finales de 2016. Un equipo y una ciudad acostumbrados a las decepciones.

Y con todo en contra, frente al equipo que ha pulverizado un récord tras otro esta temporada, que incluso barrió en la temporada regular a los Cavs en su estadio del Quick Loans Arena, firmando el despido de David Blatt, el equipo que se puso 2-0 en las Finales y amenazaba con concluir la temporada por la vía rápida y que llegó a estar 3-1 y jugando el quinto partido en Oakland, los Cavs consiguen por fin escribir su nombre en el Trofeo Larry O’brien de Campeón de la NBA.

Los Cavs son el primer equipo que levanta un 3-1 en contra en unas Finales de la NBA. Son además el primer equipo desde 1978 que se impone en el séptimo partido fuera de casa. Muchísimo mérito de un equipo que hace unos meses parecía tener pocas opciones ante unos Warriors que han firmado una temporada para el recuerdo, revolucionando el juego en la liga americana para finalmente ver cómo se les escapa el premio en el último minuto del último partido. Lo tuvieron todo a favor los de Oakland por dos ocasiones, con el 2-0 y con el 3-1, pero las lesiones, el cansancio, la bajada de nivel de Curry y los nervios de Green seguramente les han lastrado. Enfrente han tenido a un equipo que no se ha rendido en ningún momento y, sobre todo, a un LeBron James, esta vez sí sin discusión, a la altura de los mejores jugadores de la historia del baloncesto.

Y es que LeBron, MVP de las Finales, ha firmado una actuación portentosa, ejerciendo como líder de un equipo que se tambaleaba y dominando absolutamente el juego. Es sin discusión el mejor jugador de este final del curso 2015-2016 y cierra la temporada con tres actuaciones inolvidables en los últimos tres partidos.

Este séptimo partido por fin nos trajo igualdad, ya que los seis anteriores habían tenido un dominador claro y se habían resuelto con claridad a favor de uno u otro equipo. En el séptimo todo quedó para el último minuto tras un tercer cuarto en el que los Warriors amenazaron con romper el partido (54-46), par encajar en 7-22 (61-68) que les obligó a remontar a continuación. Tras un intercambio de golpes se llegó a los últimos cuatro minutos empatados a 89 y ahí se les hizo de noche a los dos equipos. Sin anotar ni un solo punto más, LeBron firmaba un tapón estratosférico a Andre Iguodala, el MVP de hace un año, y a continuación Kyrie Irving anotaba un triple a 49 segundos del final que decidía la final.

De esta forma, los Cavs escriben por fin su nombre en la historia de la NBA y del baloncesto. Aquella ciudad que en 2010 ardía cuando LeBron anunciaba que se marchaba a los Heat para ganar el anillo ahora idolatra al hijo pródigo que les ha llevado a la cima. En el otro extremo, la deslumbrante temporada de los Warriors termina de forma abrupta. Los Warriors han regalado 7 meses inolvidables pero solo puede ganar uno. Así es el deporte y así es el baloncesto.

Los Cleveland Cavaliers son los nuevos y merecidos campeones de la NBA.

 



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