
Los Cleveland Cavaliers son un equipo tradicionalmente perdedor. Jamás han logrado proclamarse campeones de la NBA desde su aparición en la liga allá por 1970. Finalistas de la liga en 2007, en aquella ocasión fueron barridos por los Spurs en la final por un rotundo 4-0. Hace un año, con el retorno de Lebron, lograron de nuevo alcanzar la final donde los Warriors no les dieron opciones, derrotándoles por 4-2.
Este año la historia parecía que se repetiría. Tras dominar con contundencia la conferencia Este y pasearse en los playoffs hasta la final de Conferencia, donde los Raptors les pusieron en algunos problemas, los Cavs fueron troceados por los Warriors en los dos primeros partidos de la final. Los de Oakland, por su parte, venían de remontar un 3-1 ante los Thunder, que a punto estuvieron de dar la campanada ante un equipo que se presentaba en playoffs tras superar la marca de los Bulls de victorias en una temporada. Así, los Cavs volvieron a Celveland con un 0-2 en su casillero y la sensación generalizada de que la final podía durar lo que la de 2007.
Sin embargo, el tercer partido de la serie fue muy distinto y los Cavs arrollaron a los Warriors, que sin embargo parecieron dejar la serie decidida en el cuarto al situar el 3-1 en el parcial de la final, volviendo a Oakland para disputar el quinto partido. Y el quinto, con la baja por sanción de Draymond Green, demasiado nervioso en estos playoffs, más la lesión temprana de Bogut se convirtió en un festín para Lebron y Kyrie Irving, que dieron una auténtica exhibición y devolvieron las esperanzas a los de Ohio.
Ahora, tras el sexto partido de la serie, los Cavs han puesto el 3-3 en el parcial de la serie y parecen lanzados hacia el anillo. En toda la historia de la NBA, solo los Knicks en 1951 y los Lakers en 1966 habían sido capaces de igualar una final que perdían por 3-1. En ambas ocasiones se quedaron a las puertas de la victoria, cayendo los primeros en el séptimo partido ante los Rochester Royals (hoy Sacramento Kings) y los segundos ante los Celtics de Red Auerbach y compañía. Hacía 50 años desde la última vez que la final llegaba al encuentro definitivo en esta situación.
Y aquí estamos hoy, con los Cavs ante la gran oportunidad de cambiar su historia. Con Lebron en gran dominador de la serie y con los Warriors muy tocados anímicamente. Los de Oakland no parecen haber enfocado correctamente estos playoffs después de una temporada para la historia de la liga. Muy seguramente, el esfuerzo por batir el récord de los Bulls les ha pasado factura y el equipo parece psicológicamente muy cansado. Las reacciones de Curry ante las decisiones arbitrales no son habituales y, como decíamos antes, Green está pasado de vueltas desde la eliminatoria con los Thunder; convertido en una especie de trasunto de Rick Mahorn en ocasiones, en lugar de ser ese jugador que da sentido a todo el juego de su equipo, tanto en ataque como en defensa. Llegan los Warriors a este séptimo partido además con la posible suspensión de Curry tras su expulsión y con Iguodala entre algodones.
Por el contrario, los Cavs llegan pletóricos. Parecen haber dado con la llave para controlar el ataque de los Warriors y al mismo tiempo el pick and roll entre Irving y Lebron está siendo muy difícil de parar para su rival.
¿Podrán los Cavs rematar la remontada y tumbarán a los Warriors? Ahora mismo lo parece, pero nunca subestimes al campeón…
En JordanyPippen nos interesa tu opinión