Vuelta a los pasaportes ilegales


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Tras la renovación de Sergio Llull, todo estaba en calma en la sección de baloncesto del Real Madrid y parecía que, por primera vez en muchísimos años, el verano iba a ser tranquilo. Las pocas noticias que se tenían hablaban de que se había fichado a un americano, Trey Thompkins, que se repescaba Willy Hernangómez y que Luka Doncic sería el tercer base del equipo. Al mismo tiempo, se anunciaban las bajas de Salah Mejri y Ioannis Bourussis y que se trabajaba en buscar una cesión para el Facu Campazzo. KC Rivers, el protagonista del nuevo lío, tenía una oferta de Grecia de un millón de euros por temporada, pero el Madrid consiguió convencerle de que se quedara por menos dinero, a cambio eso sí, de que dejara de ocupar plaza de extracomunitario. Y aquí es donde le ha salido un problema al Real Madrid.

Para tratar de explicarlo, hay primero que contar cuál es el marco legal de contratación en el que se mueve el baloncesto español. Marco, por otra parte, muy defectuoso por culpa de los intereses contrapuestos de todas las partes implicadas y que cada vez se enreda un poco más.

A día de hoy, en la Liga Endesa los equipos pueden estar formados por entre once y trece jugadores, siempre y cuando cumplan una serie de requisitos:

  • Cuando un equipo tiene once o doce jugadores, la composición de su plantilla debe incluir cuatro jugadores pertenecientes a los cupos de formación, un máximo de dos jugadores extracomunitarios y el resto, provenientes de países incluidos en FIBA Europa o Cotonús.
  •  

  • Cuando la plantilla es de trece jugadores, como solo se puede inscribir un máximo de doce fichas por partido, se permite realizar descartes hasta un máximo de diez veces durante la temporada. Así, un jugador que haya entrado y salido de las convocatorias diez veces ya estará obligado a quedar dentro del equipo o en la grada hasta final de temporada.

Este galimatías de cupos de formación, países FIBA Europa y Cotonús, que no se da en otros deportes, es sin duda desconocido para todo aquel que no se haya acercado al baloncesto español desde hace tiempo, así que lo explicaremos someramente:

¿Qué es un cupo de formación? El sindicato de jugadores, ABP, logró hace años introducir esta figura para, supuestamente, proteger al jugador nacional ante la fiebre de los equipos por fichar extranjeros. Así, se creó la figura del “cupo de formación”, una categoría que engloba a todos los jugadores con pasaporte de uno de los países de la Unión Europea o asimilados que entre los 14 y los 20 años hayan pertenecido un mínimo de tres temporadas a un equipo español.

Véase que en la definición se indica “asimilados”: un jugador nacido fuera de la Unión puede entrar en esta categoría. Por ejemplo, Augusto Lima, nacido en Brasil pero con ficha nacional al haber llegado al segundo equipo de Unicaja con 16 años. Tornike Shengeila, georgiano, también entra en esta categoría.

Por otra parte, la obligatoriedad de haber jugado tres temporadas en un equipo español entre los 14 y los 20 años podría plantear casos curiosos, como por ejemplo sería el del hermano pequeño de los Gasol, Adrià, si algún día decidiera probar suerte en la Liga Endesa. Y es que el bueno de Adrià se trasladó a Estados Unidos con el resto de su familia. Si un día fuera fichado por un equipo ACB, que se hubiera formado en la UCLA equivaldría a ser considerado no español…

Al final, esto de los cupos de formación, creado, como decimos, para proteger al jugador nacional, lo protege tanto como que, sin ir más lejos, el Laboral Kutxa ha jugado toda la temporada con un único español, Fernando San Emeterio.

¿Qué es eso de los países de FIBA Europa? Como las competiciones europeas no se restringen a los países de la Unión Europea, se aceptó ampliar la consideración de comunitarios a los jugadores con pasaporte de los 50 países que forman la división europea de la FIBA.

Una vez más, decimos “con pasaporte”. Y es que por aquí se cuelan cada año multitud de americanos, que obtienen un pasaporte europeo, de dudosa procedencia las más de las veces, para poder jugar al baloncesto. En el Real Madrid, sin ir más lejos, tenemos el caso de Jaycee Carroll, que obtuvo un pasaporte de Azerbayán y por tanto juega como europeo. No es el único caso; al contrario. Hay cientos de jugadores en esta situación repartidos por todas las ligas europeas. Muchos de estos pasaportes son falsos y así, es muy conocido el caso de Pete Mickeal, exjugador de Baskonia y Barcelona entre otros, que en su día fue detenido en posesión de un pasaporte búlgaro que resultó ser falso.

Por último, lo que parece más exótico: ¿qué es un cotonú? El nombre hace referencia al Acuerdo de Cotonú, firmado en el 2000 en esta ciudad de Benín entre la UE y los 78 países que forman la ACP, la Asociación de Países de Africa, el Caribe y el Pacífico. Este acuerdo comercial regulaba entre otras cosas los derechos de los ciudadanos de estos países para trabajar dentro de la Unión Europea, de forma que pudiesen acceder a los puestos de trabajo en Europa en las mismas condiciones que los ciudadanos comunitarios. La ACB adoptó este acuerdo en el año 2011, de forma que un jugador africano o de las Bahamas, por ejemplo, sería en adelante considerado comunitario, es decir, no ocuparía plaza de extranjero…

…Y si lo de los pasaportes europeos era un coladero, lo de los pasaportes africanos se ha convertido en una rifa. Y es que los clubes imponen a los jugadores la obtención de uno de estos pasaportes como condición para ser fichados. Así no ocuparán plaza de extranjero. Hace un par de años fue motivo de no pocas burlas el pasaporte congoleño de CJ Wallace, jugador rubio de ojos azules, que lo obtuvo como condición para jugar en el FC Barcelona.

En el Real Madrid, Marcus Slaughter empezó la temporada pasada como americano, pero a mitad de esta obtuvo un pasaporte de Guinea Ecuatorial, siendo reinscrito como cotonú a partir de entonces. El problema vino cuando Andy Panko, también americano, en este caso del Baloncesto Fuenlabrada, obtuvo también un pasaporte guineano ecuatorial… con la misma numeración que Slaughter: uno de los dos, cuando no ambos, debían ser falsos. Para evitar problemas, el Real Madrid decidió retirar la ficha cotonú de Marcus y volver a inscribirlo como extracomunitario y así es como acabó la temporada.

Tal es el cachondeo con los pasaportes, que el CSD modificó la norma en mayo, de forma que ahora es obligatorio demostrar una vinculación con el país que te da el pasaporte si quieres aprovecharte de él. A efectos prácticos, significa que tienes que demostrar que has jugado con su selección.

Y aquí viene el problema para el Real Madrid: KC Rivers renovó, o estaba a punto de hacerlo, con el Real Madrid hace una par de semanas a condición de obtener uno de estos pasaportes dudosos. Y lo hizo: Guinea Bissau le extendió uno; el Madrid lo aceptó y lo presentó al CSD…

…que lo rechazó puesto que Rivers no puede demostrar ninguna vinculación con Guinea Bissau. Para evitar problemas, como ya hizo con el caso de Slaughter, el Real Madrid ha roto su contrato con el jugador y todo apunta a que su sustituto será un sueco de nombre Jeffery Taylor… pero sueco de verdad, no se asusten.

¿Y saben lo mejor de todo esto? Que junto al de KC Rivers, Guinea Bissau ha concedido otros dos pasaportes a otros dos jugadores americanos, ambos del Laboral Kutxa: Mike James y Colton Iverson. ¡Que sí han sido aceptados por el CSD pese a estar en la misma situación que Rivers! El truco está en que el Laboral Kutxa presenta sus contratos como una extensión de los que ya tenían firmados ambos jugadores, cosa que hicieron antes de la entrada en vigor de la nueva normativa, mientras que el Madrid había firmado un nuevo contrato a Rivers. Como los contratos de Iverson y James son anteriores a mayo, la trampa una vez más esquiva a la ley.

Este es el lío de los pasaportes en el baloncesto. Por toda Europa circulan pasaportes ilegales, muchos de ellos claramente falsificados (y esto viene de lejos, sirva como ejemplo el famoso del playoff de ascenso entre Juver Murcia y Obradoiro, ganado por los primeros con un jugador argentino con DNI español falso hace casi dos décadas y que desembocó en una larguísima batalla judicial entre el club gallego y la ACB). No hay apenas americano en Europa que no tenga una doble nacionalidad cuando menos exótica. Si además le añadimos lo de los cupos de formación, resulta que el baloncesto español es una gran trampa en el que ya no solo valen los méritos deportivos de los jugadores para hacerse un hueco en las plantillas, sino el estar dispuestos a entrar en un juego muy sucio.

¿Y qué hacemos para solucionarlo? Nada. La nueva norma del CSD tiene toda la pinta de ser ilegal, puesto que vulnera el Acuerdo de Cotonú. La FIBA modificó hace años la normativa de nacionalizados para intentar luchar contra todo esto. La consecuencia, que Mirotic e Ibaka no pueden coincidir en la selección nacional… Pero ambos sí coincidieron en el Real Madrid.

 



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Un comentario sobre “Vuelta a los pasaportes ilegales

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    • Lo siento, el vecino laicista me atiza si canto letanías.
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