Se habla mucho de los problemas del baloncesto en España, que parece encontrarse en momentos bajos. Una de las cosas que más se ha repetido son cuestiones de estilo de juego y reglamento; pero si les digo la verdad, no creo que ni reglamento ni estilo de juego tengan nada que ver con la decadencia del baloncesto. Que puedan mejorarse reglas es algo que no les voy a negar; pero no tienen nada que ver con la crisis de audiencia que se dice tiene. En mi opinión, los problemas del baloncesto en España vienen de la incapacidad de trabajar fuera de las canchas para promocionar el deporte, tanto por la ACB, la FEB como las cadenas de televisión y dizque aficionados en las redes.
Echemos un vistazo a lo que recuerdo de la evolución de las retransmisiones desde que, en 1989, empecé a seguir el baloncesto regularmente. Antes veía partidos de vez en cuando, si los pillaba por la tele, fue en el ’89 cuando me enganché y empecé a no perderme partido que echara la tele.
Al principio, había un partido a hora fija del fin de semana por TVE y los días de Copa de Europa, dos a la semana, con dos partidos españoles cada uno, la televisión ofrecía en directo el partido con español más interesante, ya fuera Real Madrid, Barcelona, Joventut o Estudiantes. Cuando llegaban los play offs, creo que en la ’89-’90 y ’90-’91 daban una semifinal y dos cuartos de final, en las siguientes daban dos cuartos de final y ambas semifinales. Los partidos se anunciaban durante la semana en programas de prime time.
Empecé a oír entonces que las audiencias del baloncesto estaban creciendo mucho, ya llevaba varias temporadas escuchando eso, y ahora decían que empezaba a rivalizar con el fútbol. En esa temporada, sería el 94 ó 95, empezó a decaer la retransmisión de baloncesto, como si estuvieran a cargo de algún futbolero que, al oír aquello, quisiera proteger el fútbol de cualquier competencia. TVE seguía retransmitiendo, pero ya sólo daba los partidos del Real Madrid en Europa y los del Barcelona en diferido a las dos de la madrugada. El resto seguía igual.
Y llegó 1996, creo, cuando los derechos de la ACB los compró Canal+. Uno, que ya era amante del baloncesto, se abonó a Canal+ sólo por seguir viendo la ACB; pero ¿cuánta gente estaba por la labor de pagar un canal de televisión por el baloncesto si lo demás no le bastaba ya? No creo que muchos. Los pocos amantes del básquet más los que ya tuvieran Canal+ serían los que iban a seguir viendo la ACB, que para muchos desaparecería de sus pantallas.
La temporada siguiente llegó el otro palo al baloncesto, cuando Antena 3 se hizo con los derechos de la Euroliga de manera vil. Digo esto, porque quedó claro rápidamente que no tenía la cadena ningún interés por dar la Euroliga, sino para quitar ese deporte que robaba sus audiencias vespertinas, pues no dio ningún partido durante la fase regular. Ni partidos del Barça ni del Madrid. Ni en directo ni en diferido. No fue hasta que el TAU Cerámica llegó a cuartos de final que se dignaron dar un partido. Y creo que fue sólo después de que el quinto partido acabara de manera escandalosa cuando un periodista bajó de la grada a cambiar la decisión arbitral que daba validez a una canasta dentro del tiempo que daba la victoria al TAU, eliminándolo, y que resultó en la decisión de la FIBA de repetir el quinto partido, que llegó al informativo de la tarde. Debieron de recibir mucho correo pidiendo verlo. Al menos no recuerdo encontrar la retransmisión de los partidos anteriores al buscarlas en el periódico. Cuando el TAU se clasificó dieron la Final Four. Eso sí, a las cuatro de la madrugada, magnífica hora para que todo amante del baloncesto pueda verla.
Si Canal+ convirtió al baloncesto ACB en un deporte fuera del alcance de la mayoría de telespectadores, impidiendo que muchos tuvieran la oportunidad de encontrarse con el baloncesto y descubrir el amor por él, lo de Antena 3 terminó de condenarlo al ostracismo televisivo.
Cuando finalmente el baloncesto regresó a TVE, ya no volvió a ser lo mismo. Se recuperó la Euroliga; pero de nuevo sólo los partidos del Real Madrid importaban. Una vez quedara eliminado, ya no importaba más que la final, la FF, si llegaban españoles. En ACB se elegía una serie de cuartos y una semifinal y, con el contrato de las autonómicas dándoles otra, si esa serie acababa antes de tiempo no se cambiaba a otra, como antaño. Afortunadamente en los últimos años esto parece haber cambiado y, si los cuartos elegidos por TVE acaban en el segundo partido y hay una serie no exclusiva de las autonómicas aún jugándose, se pasan a ella.
Eso hace que suene a que la situación ha mejorado; pero eso no es cierto en absoluto, en especial si se trata de captar nuevas audiencias y mantener la de aquellos que han disfrutado del baloncesto pero no para activamente buscar las retransmisiones. Ya no hay un solo anuncio de los partidos, si acaso la brillante idea de emitirlos… durante el descanso del propio partido para los que ya lo estamos viendo. En una ocasión hasta vi el anuncio en la publicidad posterior al final. El aficionado más casual no sabe qué partido van a ofrecer el fin de semana ni cuándo. Porque otro problema es que el horario cambia con demasiada frecuancia. No sólo el horario, es que muchas veces cambia hasta el día del partido de TVE. Y a veces también la cadena. Si una semana lo dan el sábado a las seis de la tarde, otra lo dan a las ocho, la siguiente a las cinco, la próxima el domingo a las siete, otra el domingo por la mañana, a veces en Teledeporte, otras en La1. Eso si lo dan entero, porque en TDP, más conocida como TenisDePorte no ha sido raro que no se conecte con el partido hasta la segunda parte, poque había un partido de tenis, y no crean que la final de Roland Garros, que uno puede no sólo entender sino aprobar porque una final así para amantes del tenis vale más que una jornada de liga regular para uno del baloncesto; es que a veces eran partidos de bajo nivel, ronda de clasificación para el máster de Singapur; aunque peor fue poner un partido importante del Unicaja en la Euroliga a las dos de la madrugada porque a la hora que se jugaba ponían un documental enlatado de los JJOO de Londres, teniendo más programas enlatados antes y después del partido. El resultado es que el aficionado casual termina harto de no saber cuándo va a haber partido de baloncesto, de poner la tele y encontrarse con cualquier cosa que no es baloncesto a la hora que se suponía era la del baloncesto y acaba por decir que él no va a estar pendiente de la programación televisiva para planear su fin de semana en el último momento y adiós al baloncesto hasta que se decidan a aclararse, como los del fútbol, que esos sí se sabe cuándo están en la autonómica o en el plus y sabemos su hora y día porque todas las semanas son el mismo.
Y ya que menciono el quitarnos un partido de Euroliga por un enlatado o por un evento de bajo nivel de otro deporte menos seguido, recordemos que, cuando los partidos del Real Madrid en Europa los daba Marca TV, hubo que ver cómo un día cortaron el partido de Euroliga porque se jugaba una ronda temprana de la copa del Rey entre dos equipos de segunda división con tanto interés que el estadio estaba completamente vacío; pero para Marca había que quitar el baloncesto a mitad de partido. Un partido, por cierto, que se decidió en la última posesión y quienes pudieron verlo por otros medios calificaron de espectacular.
En fin, que el trato de las televisiones es bastante penoso. Ni se anuncian las retransmisiones ni se mantiene constante el día y hora de las retransmisiones de cada cadena, porque mirando en la página ACB, me parece que las autonómicas varían tanto la hora y día del partido que retransmite como TVE. El aficionado tiene que estar pendiente de las programaciones cada semana para saber cuándo toca qué partido, algo que el aficionado menos acérrimo del baloncesto probablemente no esté dispuesto a hacer.
Se pide que los derechos de emisión se vendan a otras cadenas en vez de dejar a TVE tenerlas gratis, pero ¿es posible? ¿es deseable? ¿por qué los tiene TVE gratis? Entregarlos a una cadena de pago puede mejorar la realización, promoción de retransmisiones y manera de hacerlas; pero lo aleja de aquellos que aún no han descubierto su afición o de aquellos aficionados que no les basta para pagar la suscripción a una cadena que no tenga otra cosa que les interese; el balance entre los pros y los contras no sé si será bueno o malo, pero sí que da la impresión de que la etapa de Canal+ no ayudó al básquet. Además de que, tal vez, las otras alternativas están ofreciendo un tratamiento peor, tal vez al estilo Antena 3 de retirarlo de la competencia y de nuestras televisiones.
Si miro al argumento sobre que los estilos de juego y las reglas perjudican el espectáculo y haya que hacer cambios en dirección de la NBA, pues no estoy en absoluto de acuerdo. ¿No nos acordamos del juego del CSKA de Kirilenko la temporada del lock out? ¿O el Maccabi de las Euroligas de mediada la década pasada? ¿El juego tan espectacular del Real Madrid que tanto emocionaba? Pues son ejemplos de equipos que han jugado baloncesto brillante y espectacular en la cumbre, lo que demuestra que las reglas no lo impiden. Además de que en América parecen entusiasmados con el estilo más europeo de muchos pases que realizan los Spurs.
Pero si juzgamos por lo que he visto en mi TL de Twitter en el tiempo que he estado ahí, esos gurús del básquet que se quejan amargamente de las reglas y de la falta de espectáculo son otra parte del problema. ¿Cuál es su aportación? Sólo proclamar lo malo y feo que es el baloncesto moderno. Cada vez que llega un gran evento, ya sean play offs, Final Four, europeo, mundial o JJOO, se dedican a llenar sus cuentas de denostaciones contra el baloncesto, persuadiendo de darle una oportunidad a cualquiera que se hubiese planteado concedérsela. Antipromoción.
Y es que, ¿saben una cosa? Me parece que esos gurús no quieren baloncesto. Piden normas NBA y queda claro que no han visto un partido de NBA. Dicen que el baloncesto FIBA es muy malo por tanto físico y mejor la NBA, que si tiene una característica por la que destacan más jugadores es el físico. Pero lo más evidente es cuando dicen “Hay demasiados tiempos muertos y demasiados largos, hay que recortar e ir a un modelo NBA”. Baloncesto FIBA: un total de 10 tiempos muertos, 1’0»’ cada uno, que se cumple. NBA: 14 tiempos muertos, 2 de 30» que se alagra a 1’0» por la publicidad y 12 de 1’30» que la publicidad televisiva alarga a 4’0». ¿Es que no saben que 14 > 10 y 4’0» > 1’0»? ¿No será que no han visto NBA, hablan por hablar y sólo alaban la NBA porque saben que es diferente, tiene la fama de mejor liga del mundo y confían que pocos la han visto por las horas a la que se juega y les vale como excusa para atizar al baloncesto? En FIBA el máximo tiempo real que puede durar un minuto es pedir los seis tiempos muertos posibles en la segunda parte de forma consecutiva y que las faltas dupliquen el tiempo, es decir, ocho minutos. En NBA, que creo que no hay separación de mitades (no estoy seguro) sería 12×4 +2×1 + 2 = 52′ La duración máxima que recuerdo de un minuto en FIBA fue el final de un partido que se prolongó casi ocho minutos, porque iban a falta por ataque y se pidieron cuatro tiempos muertos. En un partido de los Cavs que vi esta temporada, hubo un minuto del primer cuarto que, en tiempo real, duró más de un cuarto de hora. ¿Y vamos a decir que para acortar y reducir las interrupciones de tiempos muertos FIBA debemos copiar un modelo con más tiempos muertos y cada uno el cuádruple de largos Luego ya podemos discutir si quitar los tiempos muertos y eliminar la posibilidad de corregir errores que llevaban a una ruptura del partido y a errores constantes sea bueno para el espectáculo o no; pero parece que lo que quieren es que su tiempo en el pabellón o con la tele para hacer la crónica del partido se les pase más rápido.
Esos gurús sólo una vez alabaron un juego espectacular en el baloncesto: la primera temporada de Laso. Pero luego se olvidaron, aunque fuera más espectacular y de mejor calidad en sus temporadas siguientes. Sospecho que porque en la primera temporada les servía como excusa para atizar a Messina, como hacen con Mourinho en la prensa deportiva; pero cuando vieron que el italiano no creó tanta afición como el portugués, no necesitaban atizarle y ya no había necesidad de usar a Laso. Ya saben, esa maldita manía de si Fulano no me gusta, voy a alabar a Mengano para poder atizarle o viceversa. Además de proclamarlo rescatador del espectáculo en Europa, cuando la temporada anterior el CSKA había copado los Top10 de mejores jugadas semana tras semanas con juego rápido y jugadas espectaculares de todos los colores. Como si el Maccabi que años antes ganó la Euroliga no hubiera jugado muy bien. Por no mencionar una serie de partidos muy buenos jugados por otros equipos.
Durante la temporada ’11-’12, el CSKA de Kazlauskas y Kirilenko dio espectáculo durante toda la Euroliga, siendo favoritos para todo, ganando todos los partidos hasta su primera derrota por diciembre. Según pueden ver en este enlace, de los veinte partidos anteriores a la Final Four, el CSKA sólo anotó por debajo de ochenta puntos en cinco, y en no pocos el rival también supero los ochenta puntos, la semana en que menos jugadas ponían en el Top10, ponían cuatro. Pero esos gurús, que no voy a nombrar, no dijeron nada. Cuando llegó la FF, ¿animaron a ver el espectáculo del CSKA? No: se aferraron a la controversia de una falta de Diamantidis en el final del quinto partido del Maccabi – Panathinaikos, que los árbitros no podían ver según comprobé, para lanzar soflamas sobre la corrupción de la FIBA y lo poco que valía la Euroliga. En la semifinal del CSKA – Panathinaikos, los griegos encontraron la forma de parar el espectáculo ruso y éstos no pudieron parar a los griegos hasta el segundo cuarto, en el primero los griegos buscaban y encontraban a sus pivotes bajo el aro con pases y movimientos de gran virtuosismo, el CSKA recuperó en la segunda parte algo de su brillo; pero se aferraron a un mal segundo cuarto en que rusos pararon a los griegos sin encontrar cómo superar su defensa y el bajo marcador final para proclamar lo aburrido del baloncesto moderno. Cuando llegó la final y el CSKA se fue de más de veinte, otra vez clamaron lo malo que es el baloncesto, que un finalista no es capaz de competir con el otro, luego llegó la remontada épica e histórica del Olympiacos; pero eso ya no importaba. Lo que interesaba era el número en cada lado del marcador y que uno de ellos había recibido no sé cuántos retuits de uno en que daba la audiencia de la final en España, que no era tan mala si consideramos la ausencia de españoles en la final.
Eso que precede lo cuento porque me parece una prueba palpable de que algunos, no sé si bastante, muchos, mayoría o no, de los que se dicen amantes del baloncesto y preocupados por la falta de espectáculo, no es que a lo mejor estén equivocados, es que hasta es posible que el baloncesto no les guste por cuestión esencial. Y eso, el dar oídos y que armen mucho ruido contra el baloncesto gente que parece mirar sólo el marcador y estadísticas del partido, no las jugadas, que claman por ir en dirección NBA sin haber visto un partido NBA y que dan una clara sensación a no gustarles el baloncesto, es otro de los problemas; ya que muchos incautos que están en las redes sociales pueden echarles un ojo a su propaganda y perder la curiosidad que podrían haber sentido de dar una oportunidad al baloncesto al leer sus soflamas.
No pretendo con lo anterior decir que si hay problemas en el baloncesto, que los hay (uno lo voy a citar a continuación), no se los señale y se pida su solución. Intentar engañar al público negando los problemas y prometiendo más de lo que va a ofrecer no me parece lo mejor, por cuanto puede provocar incredulidad cuando las alabanzas sean merecidas y la negación de las virtudes por reacción a la mentira, además de permitir el agravamiento de los problemas por no querer afrontarlos y solucionarlos; lo que no se puede es pretender ser amante y defensor del baloncesto y dedicarse exclusivamente a martillear con mensajes negativos y hacer caso omiso de todo lo positivo y todo el espectáculo que haya.
Para terminar, también es una cuestión de organización. Si ponemos demasiados requisitos para el ascenso, de modo que durante varias temporadas no se han cumplido los ascensos y descensos producidos sobre la pista, el resultado es que la fase regular carece de interés para el tercio de equipos que no aspiran sino a mantenerse en la división, ya que no se juegan nada o eso parece. Y, por el otro lado, se pierde la ilusión de los aficionados de los equipos de la LEB Oro que ven cómo el éxito en la cancha muere en el despacho, afectando a la LEB Oro y también afectando a la ACB puesto que pierde la afición ilusionada de un nuevo equipo en la categoría para el que mantenerse es un incentivo suficiente para atraer a su público, quedándose el equipo con el público que está ya desanimado porque su equipo está en declive, cayendo y alejándose cada vez más de los objetivos que antes le correspondían y que, por tanto, está perdiendo el ánimo de acudir a animar al pabellón o de ver sus partidos por la tele. Pueden imaginar que esto me parece aplicable del mismo modo a la idea aquella que hubo de cerrar la ACB porque la NBA está cerrada y eliminar el descenso. Si acaso, lo que vería mejor sería mirar a los ochenta y aumentar los equipos, tal vez duplicando, hasta hacer una liga de dos grupos y partidos en más ciudades. Entonces se acuerda uno de otro problema, más acuciante, que es el de la salud económica de los equipos, que no es muy boyante, que digamos, con equipos mal gestionados que penden de un hilo y se ven dependientes de subvenciones de dinero público y que en años recientes ha visto la desaparición de unos cuantos equipos, dejando las ligas LEB muy reducidas, lo que evidencia la imposibilidad de conseguir una liga de más equipos y, tal vez, dos grupos en la que se pueda mantener un nivel de competitividad suficiente para hacerla atractiva y mantener la ilusión de las aficiones.
¿Y qué me dicen del All Star?. Grandísimo evento en la NBA, expectación con la elección de quinteros, concurso de mates y triples… Pues aquí, desde que Endesa ha pegado su nombre a nuestra liga, se ha eliminado el concurso de mates, sólo se hace de triples y un partidito amistoso, eso sí, en la sede de Endesa y en horario laboral. Y gracias a que esta temporada dejaron retransmitirlo a TDP, porque las anteriores no había más tele que un streaming de pésima calidad en la web de Endesa.
Para terminar ya, ¿han visto las imágenes enlazadas con este artículo, incluyendo la de la portada? Podrán ver una diferencia importante. Las imágenes las he buscado con «NBA advertisement» y «Liga Endesa anuncio». En la NBA, además de anuncios en los que una marca como Adidas o Gatorade utiliza el tirón del baloncesto para atraer a su público a consumir productos de su marca, hay en que una cadena de televisión promociona sus emisiones del jueves en el caso utilizad y, no menos importante, hay anuncios que publicitan directamente la NBA tratando de captar nueva audiencia. Por el contrario, ¿qué tenemos con la Liga Endesa (ACB)?. Pues muy sencillo: sólo anuncios de marcas. Plátano de canarias, Bifrutas de Pascual y Endesa pagando para que sus anuncios se pongan en las emisiones de la liga, uno de ellos para que se le dé su nombre. No hay uno sólo para publicitar las emisiones de baloncesto y nada para promocionar el baloncesto en sí. En el caso de la NBA, es que hasta en los casos en que una marca usa el baloncesto para promocionarse el anuncio contiene una exaltación del baloncesto o la NBA en sí, ese slogan en el anuncio de Adidas, esas imágenes tan plásticas de jugadores que prometen que el baloncesto es un deporte excitante. En los españoles, no hay nada de baloncesto, salvo en el del Plátano de Canarias, porque su reclamo es que donarán plátanos según los triples encestados, y se limita a una foto estática, que no muestra ninguna posible virtud o atractivo del deporte. Sólo importa vendernos plátanos, zumos o el contrato de la luz, sin dar nada al baloncesto. Eso dice que esas empresas, esos anunciantes, consideran que el baloncesto tiene público suficiente para atraer un buen volumen de clientes; pero a nadie en la ACB o en la FEB tiene interés en producir nada que exprese las virtudes del baloncesto como deporte atractivo al público general para despertar interés en él y buscar nuevo público. «Tenemos baloncesto, dénos algo de dinero y le permitiremos ponerle la pegatina de su empresa». A eso yo lo llamo molicie y no dar un palo al agua por parte de la ACB.
En conclusión, ¿tenemos problemas en el baloncesto? Sí, unos cuantos; pero no son de estilos de juego y reglamento. Por mucho que queramos señalar reglas que no ayudan al espectáculo (yo señalaría el excesivo rigor con el contacto, sobre todo en los bloqueos y los pasos de salida por señalar alguno), son lo de menos; los problemas graves son externos: márketing, promoción, retransmisiones, organización de la liga, voces críticas que ignoran todo lo bueno y dizque aficionados que no parecen haber sentido nada positivo por el baloncesto en sí. Esperemos que los responsables de cada parte sean capaces de ver esos problemas y encontrarles la solución, no siempre fácil. Por mi parte, todo lo que puedo hacer es expresarles mi opinión en este artículo.
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