Y cuando probablemente ya nadie lo esperaba, Turquía volvió a ser el competidor feroz de hace cuatro años. Y fue a ser además contra un equipo estadounidense que tenía pinta de pasearse por el torneo casi hasta la final.
Pero Ergin Ataman, después del mal partido, pese a la victoria, contra Nueva Zelanda era consciente de que su equipo necesitaba dar un puñetazo en la mesa. Por su parte, los estadounidenses seguramente salieron a la cancha pensando que se iban a dar otro festín como contra Finlandia y, lejos de eso, lo que se encontraron fue una zona match up que les amargó la vida durante las tres cuartas partes del encuentro.
Sin poder correr, los americanos viajaron a remolque de los turcos durante toda la primera parte. Con la defensa funcionando a pleno rendimiento y con sus tiradores muy acertados, Turquía manejaba el partido que se movía con pequeñas ventajas hasta el 40-35 con el que se llegó al descanso. Esos 35 puntos de Estados Unidos explican perfectamente el gran nivel de la defensa de Turquía en la primera mitad. Los estadounidenses, mientras tanto, sobrevivían gracias a su superidad en la pintura y al dominio del rebote, con Faried y Davis sosteniendo al equipo.
Tras el descanso, Krzywieski ordenó presión en toda la pista para intentar cambiar el ritmo del encuentro y los jugadores turcos empezaron a perder más balones de la cuenta (28 perderían al final del partido, una losa demasiado pesada). Aun así, el marcador siguió igualado hasta el minuto 28 en que por fin los estadounidenses pudieron ponerse por delante. A Turquía, tras tres cuartos excelentes, se le acababan las fuerzas y un balón que Faried le quitó de las manos a Asik en un rebote supuso la rendición definitiva del equipo turco. 60-66 al del cuarto y 60-76 poco después. Durante casi 30 minutos los americanos lo habían pasado fatal.
El último cuarto solo sirvió para que los estadounidenses por fin se quitaran el miedo de encima, logrando una ventaja en el marcador que no refleja lo que se vio en el parqué. Gran partido de Kenneth Faried y Anthony Davis, que mantuvieron al equipo primero y, sobre todo The Manimal, lo guiaron después a romper el partido. Por su parte, Turquía fió todo al conjunto y es difícil destacar un jugador por encima del resto.
Los americanos bajaron de la nube sin paracaídas ayer. Las dificultades encontradas seguramente los convierten en mucho más peligrosos a partir de ahora y ya saben que no todos los rivales van a mirar cómo se exhiben. Es muy posible que defensas match up como la de ayer vuelvan a ser utilizadas contra ellos y veremos si Coach K sabe encontrar la forma de romperlas. De momento, ya están sobre aviso. Por su parte Turquía vuelve a competir a gran nivel. Ojalá no sea flor de un día.
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