MIAMI HEAT 92 – SA SPURS 111. ¿Y TÚ ME LO PREGUNTAS?


 

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Anotaré esta fecha en mi memoria. Prometo conservar la grabación de este tercer encuentro de las finales durante décadas. La protegeré ante cualquier posible contingencia. Me mudaré varias veces de casa y hasta de vida, pero esta pieza de baloncesto con mayúsculas también vendrá conmigo.

Es difícil describir con palabras lo sucedido durante la pasada madrugada en la residencia de los Heat. Pronto, lo que se preveía como un plácido y dulce regreso al hogar se convirtió en un desahucio. Los Spurs anotaron 41 puntos en un primer cuarto en el que todo lo que tocaban terminaba entrando en el aro. Variaron, eso sí, los recursos y los protagonistas. Leonard y Green sumaron 16 y 6 puntos respectivamente sin fallo, apuñalando el primero desde el triple y finalizando el segundo en la pintura. Cambiaron sus roles habituales, pero demostraron que siguen creciendo. Su presencia, especialmente la de Leonard, garantiza que el relevo de los veteranos, cuando toque, no será un problema. Sumó también San Antonio en transición aprovechando las infantiles pérdidas de Wade y Lebron, jugadores que no deberían permitirse la licencia de tanta informalidad.

Este último, a pesar de los catorce puntos anotados en el primer parcial dio muestras de cansancio al tomar muy malas decisiones tanto en ataque como en defensa. Eso sí, gran parte de la culpa del mediocre partido de Lebron (22 puntos con un 64% de acierto, 7 asistencias, 5 rebotes y 5 robos con, eso sí, 7 pérdidas) la tuvieron los Spurs. El planteamiento defensivo de Popovich, con cambios automáticos en todos los bloqueos, negó los caminos al aro. Leonard, más concentrado en su tarea, decidió no concederle ningún tiro ante el temor de que tuviera otra noche acertada desde el perímetro. Y así fue. Los catorce tiros del de Ohio no deben ser interpretados como un síntoma de debilidad. Lebron no se escondió. Tocó balones, pero al menos desde bote o en uno contra uno no pudo generarse más opciones. Catorce y gracias. Muchas de ellas en la continuación de bloqueos directos e indirectos. Deben tomar nota.

El 75,8% en tiros de campo que presentaron los Spurs al descanso pasó a la historia como el mejor porcentaje en unas finales. 15 asistencias para 25 tiros de nueve jugadores distintos. Pónganle la música que quieran a estos números porque va a sonar inevitablemente bien. No hay verso libre ni nota desafinada en la melodía de San Antonio, una melodía que lleva años ganando el premio de la crítica y que, como venimos apuntando desde el comienzo, merece más que nunca un nuevo anillo.

Porque no sólo sería el quinto de Duncan y Popovich o el cuarto de Parker y Ginobili, sino también el primero de esta nueva hornada de grandes jugadores (Leonard, Green, Diaw, Splitter,…) que, enamorados de la propuesta de su entrenador, han sacrificado tiros y protagonismo, y mejores contratos en algún caso, por ganar haciendo buen baloncesto. De nada sirvió ante este ejercicio colectivo, la esperada subida de intensidad de los Heat. Los de Florida llegaron, incluso, a ponerse a menos de diez puntos durante el tercer cuarto, pero pronto las aguas regresaron a su cauce entre ataques desnortados de los de Miami y sabias elecciones por parte de los Spurs.

Cuenta el poeta que un día le preguntaron qué es la poesía. Cuentan también que San Antonio lleva años haciéndose una misma pregunta. ¿Qué es baloncesto? Dice en voz alta. Y siempre, una voz le responde «¿y tú me lo preguntas?…»

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