El mes de noviembre no ha traído más que frío a orillas del Pisuerga. Dinámica perdedora. Somos un rival sin recursos, el rival débil. Juguete vapuleado. Todas estas frases definen a nuestro equipo en el mes que acaba de terminar. Falta de experiencia de unos jugadores (todos menos uno) que han debutado este año en la ACB. Nos hemos convertido en el equipo balsámico de la liga, todos quieren que les llegue el turno de jugar contra el Pucela, cuentan como segura con la victoria.
¿A qué jugamos? Es la pregunta que cada día se hacen más aficionados. Resignación, impotencia, paciencia y conformidad; esa es la grada a día de hoy del Pisuerga. Parece como si sólo nos valiera con meter canasta por encima de cualquier sistema. Juego anárquico que conduce a una derrota tras otra. La falta de experiencia, de continuidad en el juego ha llevado al conjunto vallisoletano a ocupar la última posición en la tabla. Necesitamos oxígeno en forma de victorias.
Mención especial para Jason Rowe, parece que viene dispuesto para asumir el liderazgo del que tanto adolece este equipo. Ha logrado adaptarse rápidamente al equipo. Se espera de él que aporte puntos y asistencias por su amplia experiencia en Europa donde ha disputado las ligas italiana, francesa y griega. Es de esperar que su MVP del partido contra Murcia no quede en anécdota.
Lo del heleno Vasilopoulos ha quedado en lo que pudo haber sido y no fue. La gravedad de la lesión en su maltrecha y ya multioperada rodilla ha terminado con la rescisión por mutuo acuerdo del contrato que unía al jugador con nuestro equipo. El fichaje de Drew Viney apuntala la posición de “cuatro” mientras se espera si llega o no un jugador para esa demarcación, que ha quedado coja con la baja del jugador heleno. Suena el veterano Otis George como posible ocupante en la vacante dejada por el griego.
La cuarta jornada no tiene ninguna justificación: falta de concentración y de actitud, sobre todo en el trabajo defensivo. Lo que no se puede tolerar es la nula defensa e intensidad de todos los jugadores. Si no salimos mordiendo cada uno de los partidos seremos la comparsa de la liga. Y esto es culpa del entrenador al permitirlo, además de no saber inculcar ese hambre y mentalidad ganadora al equipo. Una derrota así no puede pasar sin más y no traer ninguna consecuencia; es absolutamente intolerable. ¿Acaso alguien se ha parado a pensar que estas impresentables derrotas nos van a abrir alguna puerta para un futuro patrocinador principal? Seguimos sin contar con la aportación económica que nos ayude a equilibrar el presupuesto.
Sin apenas esfuerzo por parte del Valencia Basket y ayudados por un CB Valladolid que cometió innumerables errores en ataque y multitud de pérdidas de balón, la derrota que sufrimos fue humillante. Los 51 puntos de diferencia lo dejan bien a las claras. Un dato, al menos figuraremos en la historia de la ACB como el equipo al que le endosaron un 160 de valoración, el tercer mejor registro. Entre los nuestros sólo Adjusic mereció ser salvado de la quema.
Volvimos a caer con estrépito en la quinta jornada, esta vez fueron 29 puntos en contra. El conjunto de Casas careció de alma, se mostró incapaz de encontrar la motivación y el mordiente necesario para competir contra un conjunto vitoriano en el que San Emeterio fue su estrella con una valoración de 30. Esta jornada sólo sirvió para hacer recuperar sensaciones positivas al Laboral Kutxa.
Volvimos a presentar una anarquía total en ataque. Nadie corrige los errores desde el banquillo. Según Casas «se está trabajando en la línea que toca» y parece que con eso es con lo que nos tenemos que conformar; con su discurso-palabrería. Las posibilidades que ofrecen estos jugadores, a los que nadie va a poner en duda su potencial, no hacen por sí solos un equipo capaz de competir en la ACB. Dar la cara no es suficiente para competir con ciertas garantías de éxito. Falta dirección de equipo. Lo único a reseñar a favor del cuadro pucelano fue el trabajo y aportación de Haritopoulos.
La sexta jornada en la pista de La Bruixa d’Or no sirvió para sumar un nuevo triunfo. Volvimos a perder 75-72. Ante un rival mediocre se nos escapó la oportunidad de salir de esa dinámica perdedora en la que hemos caído. Las oportunidades no pueden dejarse escapar de esa manera. El CB Valladolid tuvo opciones hasta el último minuto pero acumuló algunos errores más que los locales. Un inspirado Marcos-Suka con 19 puntos fue el único que se salvó del nuevo varapalo.
En nuestra visita a Murcia, plaza maldita donde sufrimos dos descensos, con la baja de Vasilopoulos nada se pudo hacer y el CB Valladolid cayó derrotado en un choque muy igualado que se decidió en los minutos finales donde llegamos sin fondo físico a un final de partido muy exigente. Jason Rowe tuvo una gran actuación, siendo a posteriori MVP de la jornada firmando 29 de valoración. Defensivamente el segundo cuarto fue un despropósito, sin apenas intensidad fueron unos diez minutos para que los tiradores de larga distancia aparecieran y dieran cuenta de la canasta rival. UCAM conseguía la escandalosa cifra de 40 puntos en este cuarto.
Con mayor control, mejor defensa y más selección de tiro los de Casas consiguieron parar el aluvión que se les había venido encima; dejando todo abierto para lo que sucediera en el último y definitivo cuarto. Es aquí donde volvimos a ver que nos falta experiencia y poso en esta categoría y sobre todo defensa.
En la última jornada de este mes de noviembre, en el choque contra Bilbao Basket el equipo pucelano que necesitaba reaccionar ante un rival que presentaba las mismas urgencias (un triunfo y seis derrotas) volvió a convertirse en un equipo caricaturesco. El rigor táctico que se presupone a equipos de esta categoría sigue sin aparecer. Los jugadores empiezan a no ser los únicos culpables. En esta ocasión Bilbao Basket anulando al MVP de la jornada anterior, Rowe y nuestro mejor tirador Anjusic dio en el clavo para manejar el partido a su antojo. Una vez más la defensa vallisoletana es muy endeble. Lo peor de la nueva sonrojante derrota fue la sensación que se quedó en un cada día más gélido Pisuerga; sensación de que esto es todo lo que hay y no damos para más. Falta el corazón, entrega y alma del que disfrutamos la temporada pasada. Esto es deporte y se puede perder, pero no de esta manera.
Afrontamos un primer partido en el mes de diciembre recibiendo en casa al Fiatc Joventut. Quizás nos sirva al menos para aprender cómo se hacen las cosas cuando toca apretarse el cinturón. Nos espera un equipo en el que la continuidad de Salva Maldonado es el pilar sobre el que se sustenta un proyecto en el que han sabido aunar juventud con experiencia. Crecer de una forma gradual les está dando ya sus frutos. Su plantilla competitiva nos lo pondrá más que difícil. Ahí sí que tiran de los jóvenes de la casa. ¿Para cuándo seremos capaces en Valladolid de hacer y utilizar cantera?
Para terminar “unos lanzamientos de tres en voz alta”:
– No son maneras esperar al último día para despedir al jugador Wright. Saliendo este día el club no tendría que abonar un céntimo por su salida. Eso sí, se lo llevaron a Murcia donde por cierto fue uno de los destacados y el firmó su mejor actuación. Alguien tendría que saber que las formas también cuentan en un club.
– La paciencia de los buenos aficionados en Valladolid hasta cuando tienen que seguir soportando el que una jornada si y otra también seamos una caricatura de equipo, donde hacer la guerra cada uno por su cuenta se ha convertido en la seña de identidad de nuestro ataque. Las sensaciones hasta ahora han sido realmente negativas, un equipo hecho a última hora y con retales, con jugadores que entran y que salen.
– La lenta agonía que acompaña al CB Valladolid desde hace unos años y que no es ajena a muchos de los equipos de la Liga Endesa; viene marcada por unos pabellones en los que cada día hay menos espectadores. Los clubes tiene cada temporada menos socios, las audiencias televisivas son cada vez más paupérrimas. ¿Hacia dónde va la ACB?
Sigue quedando mucho trabajo por hacer. Aúpa Pucela!!
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