
Resulta evidente que cuando algo se cambia es porque las cosas no se están haciendo bien o por intereses ocultos que se escapan de la vista y conocimiento del común de los mortales. Que la ACB tenía más nombre que apellido, lo íbamos viendo con el paso de los años y la pérdida del interés general, que suele ser el mejor de los intereses. Portela y los clubes lanzaron al mercado un producto atractivo, fácil de identificar, con pocos jugadores extranjeros pero muy buenos, grandes nacionales y una única televisión que hacía de nuestro deporte el príncipe después del deporte rey. Época de desarrollo económico donde las instituciones disponían de dinero fresco y la foto tenía un precio de incalculable valor. El desarrollo del baloncesto primaba sobre la idea de negocio, los patios se llenaban de canastas y nuestros jóvenes se lanzaban como locos a por el balón grande. Se enseñaba porque se quería aprender, los niños no eran profesionales prematuros llenos de agentes y contratos mentirosos y ganar dinero un segundo plato después del disfrute del juego. Pero los dirigentes de la ACB perdieron la perspectiva, la cercanía, la calle y la identificación. Se vendía el producto sin preocuparse de lo que se estaba fabricando. Se crea la Euroliga, puñalada de ambición a las competiciones nacionales y el juego, los patios y el baloncesto se orillan ante los euros europeos. El golpe mortal ya estaba dado a los clubes ‘pobres’ sin recursos y al baloncesto de las ciudades españolas alejadas de Europa. No creer en las competiciones nacionales será en el futuro cambiar canastas por porterías en los colegios, disminución de practicantes de nuestro deporte, y emigración de jugadores a otras ligas. No es una pesadilla, ya está pasando.
Me parece acertado abrir ventanas y cerrar puertas siempre que los cambios sean verdaderos y se extirpen los males con vocación de cura. Los intereses propios acaban destrozando al interés general.
Entre tanto los chicos de Orenga, el ‘novato’, siguen dando muestras de que el talento de esta generación de jugadores es directamente proporcional a los éxitos que consiguen. La calidad hace mejor a cualquier pizarra tenga nombre o sea anónima. No se si España ganará el oro, la plata, el bronce o nada; pero tengo claro que cuando no toquemos pelo en el futuro (espero que no) nos acordaremos de todos estos extraordinarios jugadores, y de lo que nos hicieron disfrutar.
Y para disfrute de much@s, supongo, el autorretrato del flamante nuevo miembro (gran miembro) del Barça, Dorsey. Yo he pasado por alguna de estas situaciones, y la verdad es que los vestuarios ganan mucho aunque pierdan espacio. Desearle lo mejor al bueno de Joey, atributos no le faltan, y a su pareja valor y ejercicios de dilatación.
Escrito por Mikel Cuadra (@mikelcuadra)
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