
Los Dallas Mavericks se han reforzado relativamente bien en este mercado de fichajes veraniego, tan ajetreado como de costumbre en la NBA. Se han hecho con los servicios de José Manuel Calderón, Monta Ellis, Devin Harris, Samuel Dalembert, Wayne Ellington y DeJuan Blair. Han renovado a Brandan Wright, un hombre importante en su rotación interior. En el draft, los Mavs escogieron en el puesto 18 a Shane Larkin, un base que a pesar de su corta estatura (1,80 metros), tiene grandes capacidades atléticas, pero que tiene aún mucho que mejorar, y sus minutos son una incógnita debido al “overbooking” de bases y jugadores pequeños que hay en el equipo. También se han hecho con el novato Ricky Ledo, un escolta elegido en el puesto 43 de la segunda ronda por Milwaukee y posteriormente traspasado a Dallas. Lo normal será que Ledo no cuente mucho para el entrenador, y probablemente tendrá que jugar más de un partido en la D-League. Por último, los tejanos incorporaron a Gal Mekel, un base israelí que ha destacado con el Maccabi Haifa en la liga israelita.
En cuanto a las bajas, los Mavericks se han deshecho de O.J.Mayo, Elton Brand, Darren Collison, Chris Kaman, Mike James, Rodrigue Beaubois, Anthony Morrow, Jared Cunningham y Josh Akognon. Con estos movimientos, el propietario de la franquicia, Mark Cuban, pretendía liberar espacio salarial para poder contratar a agentes libres importantes, con un objetivo concreto muy claro: Dwight Howard. Tras renovar Chris Paul con los Clippers casi inmediatamente después de convertirse en agente libre, Howard era el peso pesado de los agentes libres, y Cuban no quería dejar pasar la oportunidad para incorporarlo a su equipo, pero fracasó y Howard se marchó a Houston, rival tejano de los Mavericks, mas atraído por el proyecto deportivo de los Rockets (o al menos eso queremos pensar).
Sobre el papel, estos fichajes y refuerzos son de calidad para este equipo, que tras ganar el único título de su historia en 2011 ha firmado dos campañas (2011-2012 y 2012-2013) muy discretas si tenemos en cuenta las expectativas que había puestas en el equipo. En la 2011-2012, la famosa temporada marcada por el lockout, los Mavericks terminaron séptimos en la Conferencia Oeste, y en los Playoffs no pasaron de primera ronda. Esta reciente temporada 2012-2013, Dallas ni siquiera se ha clasificado para los Playoffs, con un discreto balance de 41 victorias y 41 derrotas. Sin embargo, si nos paramos a analizar los movimientos que se han realizado este verano desde las oficinas de los Mavericks, nos damos cuenta de que el equipo, en principio, no tiene aspiraciones reales de llegar lejos en los Playoffs, ni mucho menos de conseguir el anillo de campeón que lograran en 2011.
Hay multitud de opiniones sobre el potencial de los Mavericks y sobre cuál será su papel en esta temporada 2013-2014. Yo particularmente, acojo la opinión de que Dallas es un equipo que quiere y no puede, que ha realizado fichajes de “clase media”, que no cubren sus necesidades básicas, y que no bastarán para llegar lo suficientemente lejos en los Playoffs (dando por hecho que se clasifiquen).
Hemos de tener en cuenta que el mejor jugador de estos Mavericks, Dirk Nowitzki, tiene ya 35 años, y aunque su nivel siga siendo de superestrella, es un hecho objetivo que sus estadísticas y su producción sobre la cancha han descendido considerablemente con el paso de los años, como es de esperar. Además, el alemán, como veterano que es, se hace cada vez más propenso a problemas físicos, y no existe un relevo real que pueda llevar las riendas del equipo. ¿Estaría listo Monta Ellis para ser la estrella cuando Dallas lo necesite? ¿Sabrá asumir que Nowitzki es la estrella y que debe ejercer un rol de escudero cuando Dirk esté a buen nivel?
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Son preguntas sin respuesta, igual que el plan de juego que seguirán los Mavericks. En el equipo falta defensa, está claro. Aunque se ha contratado a Samuel Dalembert, un jugador con mucha experiencia y casi un especialista defensivo, el haitiano, que tiene ya 34 años, está lejos de ser el jugador poderoso e intimidador que era antes. Con Dwight Howard, los tejanos habrían completado su juego interior junto con algunas incorporaciones que han realizado, y además habrían ganado mucho en el aspecto de la defensa interior, uno de los puntos débiles del equipo.
Además, los Mavs han fichado a tres bases (Calderón, Ellis y Harris), que junto con los seleccionados en el draft (Mekel y Larkin) conforman un total de 5 bases nuevos dentro de la plantilla. Aunque Mekel, y sobre todo Ellis, pueden ejercer como escoltas, es un riesgo cambiar tan radicalmente de jugadores en una posición tan importante como la de base.
La adaptación de los bases al equipo, especialmente la de Calderón, será una de las claves si los Mavericks de 2014 quieren funcionar bien. Y me centro en la de Calderón porque lo normal sería que el extremeño dirigiese al equipo desde el puesto de base titular. Además, Mark Cuban ha elogiado a Calderón en repetidas ocasiones y ha dejado ver que confía en él.
Lo cierto es que Calderón, sin ser una estrella ni un anotador que sostenga al equipo, es uno de los jugadores más fiables e inteligentes que se pueden encontrar en la NBA. Su producción va mucho más allá de las estadísticas, que no reflejan todo el bien que el español suele aportar al equipo. Sin embargo, Calderón es cuestionado (sobre todo en Estados Unidos) por su poca capacidad atlética y defensiva, algo importante en la NBA y una de las principales preocupaciones de los Mavericks.
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En el extremo opuesto se encuentra Monta Ellis. Es un jugador cuya especialidad es anotar, y prácticamente no sabe hacer otra cosa. Gracias a su velocidad y buenas capacidades físicas, Ellis se mueve siempre en números cercanos a los 20 puntos por partido. Sin embargo tiene que mejorar mucho su toma de decisiones en ataque y defensa y sobre todo su selección de tiro. Ellis tira unos 18 tiros de promedio por partido, un número que tendrá que reducir (o bien aumentar el acierto) en los nuevos Mavericks a las órdenes de Calderón y bajo el liderazgo de Nowitzki.
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Las incorporaciones de Wayne Ellington, Samuel Dalembert y DeJuan Blair no pasan de ser secundarias. Aunque sí tendrán importancia en el equipo este año, no pasan de ser jugadores de un equipo de nivel medio. Ellington es un tirador irregular que se basa en rachas. Dalembert, como hemos comentado anteriormente, un pívot con envergadura y presencia, un veterano cuya especialidad es la defensa. Y Blair es una “eterna promesa”, un jugador interesante que no ha acabado de explotar en la NBA a pesar del talento que aparenta.
Para resumir este análisis enfocado desde mi punto de vista, los Mavericks se han hecho con refuerzos que pintan bien sobre el papel, pero que será difícil que congenien y formen un equipo del calibre competitivo de los Mavericks de 2011. Su gran lastre: el no haber conseguido firmar a un agente libre de primer nivel, con Dwight Howard como ejemplo claro.
Escrito por Javier Romero
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