Kevin Durant ha elegido los Warriors como el equipo en el que jugará a partir de la próxima campaña, abandonando de esta forma los Oklahoma City Thunder. Durant, número 2 del draft en 2007 por los Seattle Supersonics, que un año después se trasladaron a Oklahoma y adoptaron su nombre actual, fue rookie del año en su primera temporada, MVP de la liga en la campaña 2013-14 y cinco veces máximo anotador de la liga entre las temporadas 09/10 y la 13/14. Este año ha terminado como tercer máximo anotador de la liga.
Su fichaje por los Warriors, anunciado por el propio jugador a través de una carta en la web The Player’s Tribune, ha cogido por sorpresa a no poca gente en el mundo del baloncesto, que daba por hecho que el alero de Washington DC renovaría por los Thunder tras descartar su fichaje por los Wizards entre otros. Sin embargo, ya este fin de semana se daba por hecho que el jugador podía elegir entre la renovación y la marcha a los Warriors, que no han ocultado durante la última temporada su intención de hacerse con sus servicios al precio que fuera.
Finalmente, Durantula firma por la franquicia de la Bahía de San Francisco un contrato de dos temporadas (con la segunda con opción del jugador) por el que recibirá 54 millones de dólares. Seguramente no es el contrato más alto al que podía aspirar pero sí es el que le ofrece más opciones de hacerse con el anillo.
La decisión de Durant ha sido muy criticada rápidamente y los Warriors comparados con los Lakers de Payton, Kobe, Shaq y Malone que fracasaron estrepitosamente en su día; pero dejando a un lado las razones sentimentales que se puedan buscar a su salida de Oklahoma City, estas críticas y estas comparaciones tienen poca razón de ser.
En primer lugar, el jugador busca la posibilidad de ganar el anillo, una posibilidad que año tras año ha quedado lejana en los Thunder. Este año estuvieron muy cerca de alcanzar las Finales, pero los Warriors les remontaron el 3-1 de que disponían, terminando una vez más la temporada en decepción. En los Warriors, Durant encuentra una mejor plantilla que la que deja en los Thunder y por tanto, al menos a priori, sus opciones de ser campeón de la NBA aumentan.
Por otra parte, la comparación con los Lakers tampoco resulta excesivamente acertada, si tenemos en cuenta que aquellos Lakers de la campaña 03/04 daban mucho miedo en cuanto a los nombres, pero no olvidemos que Karl Malone ya contaba con 40 años de edad, que su suplente Horace Grant estaba en 38, que Gary Payton tenía 35 años y jamás se adaptó a los famosos triángulos ofensivos de Phil Jackson y que, para colmo de males, Kobe Bryant se vio involucrado en aquel episodio de asalto sexual en Colorado que le obligó a estar más tiempo en los juzgados que en los entrenamientos. No parece que la situación de los Warriors, pese a no haber logrado repetir el título tras una fase regular espectacular, se asemeje demasiado a la de aquellos Lakers.
Los Warriors han batido el famoso récord de los Bulls, dejando la marca en 73-9. Han sido un vendaval ofensivo y ahora juntan a los Splash Brothers con Kevin Durant. El baloncesto no es una ciencia exacta, pero un quinteto formado por Steph, Curry, Klay Thompson, Andre Iguodala, Kevin Durant y Draymond Green ciertamente parece desequilibrado, pero a ver quién es capaz de pararlo.
Los Warriors tienen que desprenderse de Bogut, Ezeli, Harrison Barnes y Marreese Speights para no superar el límite salarial, pero no parece que pierdan con el cambio. Dentro de un año, cuando venzan los contratos de Curry (que a día de hoy parece de chiste, con solo 11 millones de dólares anuales), Iguodala y Livingston, junto a la player option de Durant, tendrán que hilar muy fino para retenerlos a todos, pero ahora mismo parecen un equipo fuera del alcance del resto de franquicias de la liga. Se han movido extraordinariamente en esta agencia libre del nuevo contrato de televisión que va a cambiar la cara de la NBA. ¿Alcanzará por fin Durant el ansiado anillo? No lo sabemos, pero estos Warriors prometen aún más espectáculo.
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