El Real Madrid se proclamó ayer campeón de la Copa Intercontinental tras imponerse al Bauru por 91-79 en Sao Paulo, remontando así el punto de desventaja que traía desde el primer partido, disputado el pasado viernes en el mismo escenario, cuando cayó por 90-91.
Obtiene así el Madrid el quinto título en esta competición, que estuvo un cuarto de siglo sin celebrarse hasta que el acuerdo entre la FIBA y la Euroliga permitió rescatarla del olvido. Desde entonces, en 2013, se ha celebrado tres veces, siempre en Brasil, con Olympiacos, Flamengo y ahora Real Madrid como campeones.
El partido de ayer fue un escándalo que podría haber sido mucho mayor de haberse impuesto el conjunto brasileño y es que la actuación arbitral dejó muchísimo que desear. Desde que el Madrid cogiera un 12-0 a poco de empezar el primer cuarto, el arbitraje viró hacia el lado brasileño, empezando a caerle infracción tras infracción al equipo blanco, cuyos jugadores no podían ni acercarse a sus rivales mientras estos tenían total impunidad para pegar a discreción.
El momento que define a la perfección lo vivido fue cuando Sergio Rodríguez al que en cada jugada el base contrario le hacía falta tras falta sin que le fueran señalada, fue objeto de al menos 4 empujones en la misma jugada antes de que se pitara falta. Las protestas del Chacho le valieron una primera técnica, seguida de otra a los pocos segundos, lo que significaba su expulsión.
En ese momento, con las redes sociales convertidas en un hervidero, alguien descubrió el viejo tweet que precede a este artículo, publicado en 2012 por el árbitro principal del partido, el dominicano Reynaldo Mercedes.
Si hasta entonces el partido resultaba sospechoso, a partir de ese momento las sospechas se tornaron en evidencias: el Madrid se enfrentaba a una encerrona en toda regla, que dejaba pequeñas aquellas que durante años se preparaban en, por ejemplo, el Pabellón de la Paz y la Amistad.
El Madrid logró imponerse finalmente a su rival, ciertamente inferior en calidad y en juego, pero que ayudado por el trío arbitral fue capaz de mantenerse con vida hasta el inicio del último cuarto, cuando ya resultó evidente la diferencia entre ambos equipos y los árbitros por fin dejaron jugar. De esta forma, quedó en anécdota una labor arbitral escandalosa que condicionó el juego durante tres cuartas partes del tiempo.
Pero esto no es una anécdota. Al término del partido, conocimos que, ante la magnitud de lo visto, FIBA y Euroliga iban a abrir una investigación sobre la figura del tal Reynaldo Mercedes. A buenas horas, mangas verdes, que se decía en el Siglo de Oro. Si bastó un minuto para localizar en las redes sociales el mensaje del colegiado que lo definía como antimadridista, ¿no pudo haber hecho lo mismo antes la FIBA? ¿Dejación o connivencia?
Esperemos que esto no vuelva a ocurrir, puesto que estos espectáculos dañan considerablemente nuestro deporte. Que quien tiene que velar por su limpieza lo ensucie es intolerable. Y no solo eso: si los equipos europeos deben embarcarse en un viaje larguísimo que rompe sus pretemporadas en medio de un calendario sobrecargado para luego sufrir este tipo de encerronas, ¿cuánto tiempo van a tardar en renunciar a jugar el torneo? ¿Qué beneficio obtienes si luego te están preparando algo como lo de ayer?
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