Tal vez voy a ser algo injusto en este artículo, pues no es frecuente ver partidos mal retransmitidos; pero empieza a ser menos raro en los últimos años ver algunas retransmisiones en que uno se pregunta qué tiene el realizador en la cabeza, si bien siguen siendo minoría. En esto el baloncesto es, tal vez, uno de los deportes con más suerte, porque en otros llega a ser frecuente o casi constante la impresión de que eligen como realizador a gente que odia el deporte que se está retransmitiendo.
No he hecho nada de televisión y no sé el grado de dificultad que tiene el trabajo de realizador. Estoy seguro de que la difucultad no es pequeña, dependiendo de número de cámaras, estar pendiente de todas y saber cuál pinchar y cuándo hay un hueco adecuado para una repetición y qué merece una repetición. Sin embargo, hay una serie de errores que se repiten con una frecuencia elevada que hace pensar que no son errores, sino que suponen una manera incorrecta de llevar un partido. Que haya observado, hay unos pocos tipos de errores, que podríamos clasificar de la siguiente manera:
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– El realizador de informativos. Este es el más leve de todos y normalmente no suele estropear mucho la emisión en el caso del baloncesto, aunque en la Fórmula 1 ha arruinado no pocos finales emocionantísimos. En el baloncesto este realizador inserta planos cortos del jugador que ha realizado la última acción, ya sea una canasta, un tapón, un robo, una falta… Suele hacerlos inmediatamente después de la acción y la mayor parte de las veces no estropea nada. Si se trata de una acción que es seguida de una pausa en el juego, como una falta, ofrece el plano corto durante dicha pausa o en momento tranquilo (la mayoría de las veces en que se sube el balón al campo contrario) y vuelve al juego antes de que este se reanude o se acerque al punto en que empieza la acción. Sin embargo, en este caso no es muy raro que el realizador se olvide de asegurarse de que hay una pausa o una calma del juego y no pocas veces nos hemos perdido un robo del saque de fondo con la posible canasta, contraataques tras un tapón o rebote, ataques fulminantes desde el saque de fondo. Digo no pocas veces pensando en la proporción de robos o pérdidas inmediatas tras saque, sin contar los saques que van bien y no están seguidos inmediatamente por acción relevante. Se diría que tienen el plano como un reflejo automático. Suelen controlarse hacia el final de los partidos, pero a veces nos han quitado ataques fundamentales casi enteros en los últimos minutos con estos planos. No veo nada malo en hacer estos planos, siempre que el realizador se asegure de que no nos va a robar juego interesante.
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– El realizador de resúmenes. Es el primo del anterior. En este caso no se trata de planos informativos, sino de repeticiones de la última jugada. Busca los momentos de pausas en el juego o en que no se espera que suceda nada relevante, normalmente con más atención y éxito para no robar ningún fragmento de juego interesante. El año pasado hubo un tramo de temporada en que se vieron muchos errores en este estilo, hurtándonos ataques completos por ofrecernos la repetición de la jugada anterior, no siempre merecedora de ser repetida. En este caso no sólo es no ver nada malo, sino que es necesario poner repeticiones. Es más, en este caso puede uno encontrarse con el error contrario: dejar escapar largas pausas de juego sin poner la repetición de jugadas realmente buenas que merecen ser vistas de nuevo o sin ofrecernos una nueva oportunidad de ver una jugada potencialmente polémica por la decisión arbitral. Es muy frecuente últimamente un nuevo error con las repeticiones: no pocas veces el realizador escoge una toma que no sirve para dirimir la duda, así si alguien pudo pisar la línea, la toma de la repetición no muestra los pies del jugador, se pide falta y el ángulo requiere la visión de profundidad que las cámaras no tienen, etc.
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– El realizador del Hola. Especialmente frecuente en la Fórmula 1. La semifinal en Rusia del Valencia contra el Khimki, creo, de la temporada pasada fue insufrible, haciendo que nos perdiéramos al menos la mitad del partido. Es un realizador que está más preocupado por enseñarnos qué famosos están viendo el partido en las gradas o el paddock. O en general pone el centro de su atención en el público. A la mínima oportunidad, cámara del público, por encima de la repetición de la última jugada espectacular o polémica, a veces por encima del juego como en la dicha semifinal. O en la FF de París, Navarro salta para un triple y el realizador muestra al público para que tengamos que adivinar por la reacción de un grupo de espectadores que no sabemos con qué equipo va (y que en el ejemplo parecía neutral) si el triple entra o no y, si no entra, quién se lleva el rebote. En la F1 es típico el que, tan pronto como ve un coche cogiendo la estela a otro y saliéndose de su trayectoria para adelantar, pincha cámara del paddock y espera a que el adelantamiento se haya completado o haya quedado en nada. Esto ya sobra, directamente. Quién esté viendo el partido carece totalmente de interés. Salvo antes de que comience si se ve al ojeador de algún equipo interesado en alguien como noticia de la posibilidad de que un jugador cambie de equipo.
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– El director frustrado. Es el que en el directo de una jugada se adorna con primeros planos o planos muy cortos en que se ve sólo al jugador que le interesa, generalmente el que lleva el balón, y rara vez nada más. Este lo hace durante la acción, con lo que efectivamente nos está robando toda la jugada, ya que si uno no ve qué está haciendo el resto del equipo y de la defensa, no puede saber qué está pasando, qué puede pasar ni nada. Se encuentra uno en la incertidumbre de qué ve, qué hace, que puede pensar hacer y por qué pasa o no pasa el balón, por qué se mueve o no y qué se está preparando. Cuando hace su jugada, uno realmente no se ha enterado de nada. Estos planos pueden tener interés en algún momento: ver algún detalle técnico del jugador, cómo bota, cómo da los pases o cómo da los pasos, cómo salta o cómo tira. Si lo tienen, ese momento es una repetición durante una pausa del juego, nunca en el directo de la jugada.
Se saltan la primera regla de la realización de cualquier deporte: el televidente ha sintonizado porque quiere ver baloncesto. Baloncesto es lo que pasa sobre la cancha cuando el balón está “vivo” y lo que sucede en los banquillos durante el tiempo muerto, nada más. No pongo un partido de baloncesto por la tele para saber quién ha ido al pabellón, no lo pongo para ver un informativo inmediato con la moviola resumen de lo que ha pasado en el partido, no quiero ejercicios de autor con las cámaras. Quiero ver qué está pasando en la cancha, quiero ver qué hacen los jugadores, quiero ver la jugada completa, el ataque, la defensa, qué planes de acción puede haber presentes, si alguien está preparando una puerta atrás, si el jugador con balón tiene un pase claro y si lo aprovecha o no lo ve o si se equivoca y por qué… Por eso a veces me da la impresión de que se elige a realizadores que odian el deporte que retransmiten (sobre todo en Fórmula 1) y no se hace la pregunta fundamental a la hora de elegir quién ocupa ese trabajo: ¿a usted le gusta este deporte?
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