¿Sabías que Pete Maravich padecía una extraña enfermedad coronaria que no le impidió jugar al baloncesto al más alto nivel pero que al final acabó con su vida en el momento menos pensado?
En efecto. El 5 de enero de 1988, con 40 años de edad y retirado de la práctica profesional del baloncesto desde hacía 7 años y medio, Pete Maravich jugaba un partidillo con unos amigos en el gimnasio de una iglesia evangélica en Pasadena, California. En un descanso del partido, se desplomaba de repente y ya nada se podría hacer por salvar su vida.
La autopsia posterior reveló que Pistol Pete padecía una extraña enfermedad congénita que le había costado la vida: le faltaba la arteria coronaria izquierda, que es la encargada de llevar la sangre al ventrículo izquierdo del corazón. En su lugar, la arteria coronaria derecha era de mayor tamaño de lo normal. Esta enfermedad suele ser mortal en la infancia y muy pocos pacientes llegan a los veinte años de edad.
De haber sido detectada, esta enfermedad habría motivado que a Maravich nunca se le hubiera dejado jugar profesionalmente al baloncesto. Sin embargo, no solo superó de largo la esperanza de vida de los pacientes a los que no se les detecta la enfermedad, sino que desde los 7 hasta los 32 años Maravich y el balón de baloncesto fueron inseparables.
Solo en la NCAA, Maravich jugó 83 partidos, en los que dejó un récord de anotación que seguramente nadie pueda batir nunca: 3.667 puntos, o 44,2 puntos por partido. Posteriormente, jugaría 684 partidos más en la NBA. Convertido en leyenda del baloncesto ya desde su etapa en la LSU, no tuvo suerte en la NBA, pero es sin duda uno de los mejores jugadores que ha dado la historia del baloncesto y, desde luego, un adelantado a su tiempo. Jugadas que años después vimos asiduamente en el repertorio de Magic Johnson o de Mirza Delibasic aquí en Europa ya las hacía Pistol Pete incluso en High School.
Y sin embargo, cuando menos se podía pensar, cuando había dejado atrás su tumultuosa vida como baloncestista profesional y llevaba una vida tranquila, su corazón decidió cobrarse una factura que tenía pendiente desde 40 años atrás.
“That’s where I saw it all, from Pistol Pete. That’s where I got it from.” (Magic Johnson)
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