El 5 de marzo de 1961, en la última jornada de la temporada 1960/61 de la Liga Nacional, el Real Madrid, ya campeón de liga desde la decimoséptima jornada, visitaba la cancha del Joventut de Badalona, donde perdía por 57-45 poniendo fin a una racha victoriosa de 23 partidos seguidos en todas las competiciones. Aquel Madrid que establecía el mejor arranque de su historia estaba entrenado por Pedro Ferrándiz y lo componían Antonio Díaz-Miguel, Emiliano Rodríguez, Joseph Sheaff, Travis Richard Montgomery, Lolo Sainz, Antonio Candelas, Carlos Sevillano, Pepe Laso, Parra, Josep Lluís Cortés y José Ramón Durand.
Ya en el presente, el mes de diciembre, en el que el Real Madrid de Pablo Laso se encontró de lleno luchando contra su propia historia, se inició con una mala noticia: en un entrenamiento Bourousis recibía un golpe en el pómulo que le provocaba una fisura que le dejaba fuera de combate para tres semanas.
Precisamente, el primer rival que debía visitar el Madrid en el nuevo mes de competición era el ex equipo del griego, el EA7 Milano, al que se ganó sin contemplaciones en le Palacio y que en su pista planteó un partido en el que, alternando defensas individuales con zonas 1-2-2, trató de impedir que el Madrid pudiera hacer su juego. Sin embargo, el Madrid cogió una renta por encima de los 10 puntos mediado el segundo cuarto y supo mantenerla hasta el final. Victoria sin brillo por un marcador final de 71-78, en un partido en el que lo más importante fue que el Real Madrid se aseguró el primer puesto del grupo a dos partidos de la conclusión de la primera fase y en el que entre Slaughter y Mejri pudieron cubrir perfectamente la baja de Bourousis. En un día gris de Mirotic fue Rudy Fernández el jugador que lideró la ofensiva blanca.
Sin apenas tiempo para descansar, viaje a Tenerife para visitar dos días después la cancha del Iberostar Tenerife, uno de los equipos más compactos de la Liga Endesa y una pista siempre difícil para el visitante. Con el primer mal partido de la temporada de Sergio Llull, el Madrid tuvo muchos problemas para parar el juego de Ricardo Úriz y así, el partido se mantuvo igualado hasta mediado el tercer cuarto, cuando el Tenerife se puso por delante. Fue su canto del cisne, puesto que la entrada de Sergio Rodríguez en ese momento dio la vuelta al partido e impidió a sus paisanos convertirse en el primer equipo en derrotar al Madrid esta temporada. El Madrid apretó en defensa para acabar llevándose el triunfo por un 74-85 que tal vez castigó demasiado el buen partido del conjunto canario. Una vez más, el trabajo de Mirotic, Rudy y el Chacho encarriló el partido del Madrid, pero fue Felipe Reyes el jugador decisivo en el último cuarto, al anotar sus 15 puntos en esos 10 minutos. Al igual que ocurrió en Milán, se vio un Madrid más terrenal en Tenerife que el conjunto que arrasó en octubre y noviembre, circunstancia absolutamente normal, dado el alto ritmo de competición, con partidos cada tres días y siendo el cuarto partido seguido que el Madrid jugaba en la carretera, a sumar a la baja de Bourorusis, un jugador fundamental en el esquema de Pablo Laso.
El viernes 13 el Madrid volvía al palacio tras cuatro partidos seguidos fuera de casa para disputar su noveno enfrentamiento de Euroliga ante el Estrasburgo francés, y lo hacía con la baja de Jaycee Carroll, que se unía a la de Bourousis por molestias en la rodilla.
Comenzaba frío el partido, con un Real Madrid que no se jugaba nada y un Estrasburgo muy inferior y con Laso sacando de inicio a Draper y desplazando a Rudy a la posición de alero. Tras un primer cuarto que concluyó en 19-16, el segundo fue una nueva exhibición blanca. Volvió la defensa asfixiante y el ritmo frenético en ataque para concluir el cuarto con un parcial de 34-16 e irse al descanso con un global de 53-32. Sin embargo, en la segunda parte el Madrid se relajó muchísimo y dejó pasar los minutos, haciendo tan solo 26 puntos, para terminar el partido en 79-66. Fea relajación la del equipo, tal vez comprensible debido a la carga de partidos. Mirotic una vez más se mostró casi infalible sobre la pista y, en el extremo opuesto, malísimo partido de Llull, el segundo consecutivo, muy desacertado en el tiro y tomando malas decisiones. En cualquier caso, novena victoria en Euroliga en otros tantos partidos.
Sin apenas descanso, el domingo 15 por la mañana el Real Madrid recibía al Obradoiro en la décima jornada de la Liga Endesa. Carroll y Bourousis seguían siendo baja y Laso convocaba por segundo partido consecutivo al joven Alberto Martín. Empezó el partido al ritmo lento que impuso el Obradoiro, tratando que el Madrid no corriese y así, el primer cuarto concluía con un pobre 11-9 con la recuperación de Sergio Llull, con 9 puntos, como única noticia positiva para el Real Madrid.
El segundo cuarto transcurrió más o menos por la misma senda hasta que, con la salida a pista de Slauhgter, el Madrid apretó en defensa y se llegó al descanso con 7 puntos de ventaja para los blancos, 35-28. Con la reanudación vino la ruptura del partido, con la habitual salida a pista de Draper y la mejora de la defensa blanca, que haría que la diferencia fuera creciendo inexorable hasta situarse por encima de los veinte puntos y quedar fijada en El 82-59 final. Gran partido de Felipe Reyes, que lideró en todo momento al equipo y recuperación de Sergio Llull y de Tremmel Darden, que mejoraron mucho el nivel de los últimos partidos. Niko Mirotic, en un partido regular, volvió a quedarse cerca del doble-doble y recibió seis faltas personales, demostrando una vez más que esta temporada es un jugador absolutamente dominante. En el extremo opuesto, flojo partido de Rudy Fernández y malo de Sergio Rodríguez y Salah Mejri, sin duda nervioso al enfrentarse a sus excompañeros. Alberto Martín pudo debutar esta temporada y disfrutó de un par de minutos en pista. Décima victoria del Madrid en liga en diez partidos, mejorando el nivel mostrado ante el Estrasburgo, aunque lejos aún del de inicio de temporada.
Y el 19 de diciembre, vuelta a la carretera para devolver visita al Efes Pilsen de Estambul, en el partido que cerraba la primera fase de la Euroliga. El Madrid recuperaba a Bourousis pero Carroll seguía de baja. Partido que empezó flojo por parte del Madrid, agobiado por la defensa muy intensa de un equipo turco que se jugaba la eliminación de la competición. Así, el primer cuarto terminaba con un 20-18 para el Efes, liderado por Dusko Savanovic al que Mirotic no terminaba de sujetar bien en defensa. En el segundo cuarto el Madrid daba la vuelta al marcador al apretar algo más en defensa, 34-38 al descanso, pero seguía mostrándose demasiado relajado.
Conscientes los turcos de que una derrota podía dejarlos fuera de Europa, subieron líneas en defensa en el inicio del tercer cuarto y dos triples seguidos de Savanovic ante la apatía de Niko Mirotic en defensa, ponían a Efes 45-41 arriba en el marcador en el minuto 25. Solicitaba en ese momento Pablo Laso un tiempo muerto y sentaba a Niko por Felipe Reyes. Nos hurtó la televisión turca el tiempo muerto de Laso, pero a la vuelta de este se vio otro Madrid: triple de Draper, robo de balón del mismo jugador culminado en bandeja de Llull, nueva canasta de Llull y el Madrid que recuperaba la delantera, 45-48.
En ese momento, Rudy dejaba su puesto a Sergio Rodríguez y entonces sonaba el toque de carga en las filas del Madrid. El vendaval que se vio a partir de entonces recordó a los de principios de temporada. Con la defensa a pleno rendimiento y un Sergio Rodríguez de otro planeta, el Madrid desarboló al conjunto turco hasta dejar el resultado final en 61-86. Desde el 45-41 que hizo saltar las alarmas en el banquillo madridista, el resultado fue de 16-45 en algo menos de 15 minutos. Espectacular último tercio del Madrid con un Sergio Rodríguez que terminó el partido con 6 triples encestados de 6 intentados y una nueva lección de dirección de juego entre los aplausos del público de Estambul. Nueva exhibición de un equipo que llevaba varios partidos a medio gas y que recuperó el tono en uno de los mejores escenarios posibles.
Terminaba así la primera fase de la Euroliga con el Madrid invicto (10-0, solo igualado por el campeón en ejercicio, Olympiacos) y un marcador medio de 88-65, con un basketaverage a favor de 237 puntos. El mejor inicio en Euroliga del equipo desde la temporada 92/93, en la que el Madrid dirigido por Clifford Luyk y capitaneado por Arvydas Sabonis también empezó 10-0, aunque con peor basketaverage, para concluir la primera fase 12-2 (entonces los grupos eran de 8 equipos) y acabar cayendo en semifinales ante el Limoges de Boza Maljkovic.
Partido grande en la Fonteta el siguiente jugado por el Real Madrid y el Valencia BC. En un impresionante choque de trenes, se enfrentaban los dos equipos más en forma de la Liga Endesa, ambos con estilos de juego y números muy parecidos. El Valencia llegaba con nueve triunfos consecutivos en liga y el Real Madrid podía igualar el récord del mítico equipo de Pedro Ferrándiz que citábamos al principio.
Nunca ha sido la de Valencia una pista sencilla para el Real Madrid, que había perdido sus últimos tres enfrentamientos allí y el choque arrancó de muy mala manera para el equipo blanco: 8-0 de salida en menos de minuto y medio y el Valencia luciendo una extraordinaria defensa y un gran acierto en ataque. Con el Madrid desbordado en los dos lados de la pista, el Valencia jugaba una primera parte impresionante, impidiendo al Madrid hacer su juego y encontrando buenas posiciones de tiro exterior, que además obligaban al Madrid a abrir su defensa, lo que aprovechaban Rafa Martínez y Pau Ribas para encontrar caminos hacia el aro. 45-31 al descanso con un Valencia muy superior al Madrid que no sabía cómo contener el vendaval que estaba sufriendo. La única noticia positiva para el Madrid era que los pívots valencianistas apenas habían intervenido en el juego y el Valencia basaba su ventaja en un acierto en el tiro exterior difícil de mantener.
Tenía claro Laso que el partido no podía seguir por este camino y a la vuelta de vestuarios, con Draper en pista, el equipo apretó en defensa, empezando a meterse en el partido y a poner en dificultades el ataque valencianista, que veía como se le empezaban a cerrar los caminos hacia el aro. El Madrid empezaba a correr y a entender el modo de atacar la defensa contraria. Con Draper al mando, Rudy y Niko se echaban el equipo a las espaldas y la diferencia empezaba a bajar inexorablemente. En el minuto 29 ya era tan solo de 3 puntos a favor del equipo local, pero ahí Laso cometió tal vez su único error de la noche, al sacar a Sergio Rodríguez demasiado pronto, lo que permitiría al Valencia recuperar parte de la ventaja perdida, al aflojar el Madrid en defensa sin Draper; 63-55. Sin embargo, el partido había cambiado de signo y en el último cuarto el Madrid apretó un poco más. Punto a punto, la ventaja valencianista volvió a disminuir. 63-58 en el minuto 32; 63-60 en el 33. 65-64 en el 34 y finalmente, el Madrid se ponía por delante por primera vez en el partido tras un triple de Sergio Llull; 65-67 a cinco minutos del final. El Valencia estaba ya agotado pero aún trató de mantenerse en el partido. Las fuerzas le duraron hasta el 69-69 a dos minutos y medio del final. A partir de ahí, el Madrid volvió a manejar con maestría el final del partido hasta el 75-82 con el que concluía. El Madrid conseguía recuperarse del 45-31 de la primera parte, devolviéndole al Valencia un parcial de 30-51.
Espectacular partido el ofrecido por los dos equipos. El Valencia salió dispuesto a empatar al Madrid en la clasificación y durante muchos minutos tuvo al líder contra las cuerdas, que sin embargo, lució por fin ese espíritu de campeón que durante muchas temporadas le ha faltado para remontar un tipo de partido que durante años se ha perdido. Gran segunda parte de todo el equipo, con mención especial para la defensa de Draper y el liderazgo de Rudy y Mirotic. Rudy, sin embargo, acabaría estropeando su actuación provocando una tangana estúpida una vez más. Tal vez al balear le pueden las ganas de ganar en estas situaciones, pero estos gestos no le favorecen en absoluto. Sea como fuere, el Real Madrid igualaba el registro del equipo de Pedro Ferrándiz de hace la friolera de 52 años y demostraba ser un durísimo competidor contra un gran rival.
Y, caprichos del destino, el día que el Madrid podía batir su récord, tenía que jugar precisamente en Badalona, frente a un equipo que lucha por recuperar su identidad tras los graves problemas económicos que a poco le costaron la desaparición. Dirigido por Salva Maldonado y apoyándose en su cantera, a la que suma un puñado de buenos jugadores extranjeros, el Joventut de Badalona está haciendo una buena campaña, en la que mantiene opciones de meterse en la Copa del Rey. A priori no parecía un rival fácil para el Real Madrid, que nunca está cómodo en la pista del Joventut.
Y ya sea por los nervios del récord, porque el equipo estuviera pensando en su próximo partido ante el FC Barcelona o porque Maldonado dio con la tecla, lo cierto es que el Madrid jugó un mal partido en el que, si bien siempre fue por delante, nunca se pudo mostrar como el equipo arrollador de esta temporada. Con graves problemas para asegurar el rebote defensivo (hasta 20 rechaces capturaron los verdinegros), perdiendo muchos balones (16) y con pésimos porcentajes de tiro de los dos equipos (41% en tiros de 2 y 29% de 3 el Joventut y 17% en triples el Madrid), el partido resultó muy feo y bastante trabado. El Madrid se apoyó en el trabajo de Mirotic, Rudy Fernández y un recuperado Bourousis y sobre todo un espectacular Sergio Rodríguez que de nuevo salió aplaudido por la afición rival, para llevarse una muy trabajada victoria por 68-72 que suponía una nueva marca victoriosa en la historia del club.
El último partido del año, jugado el 29 de diciembre, enfrentaba al Real Madrid con su eterno rival. El FC Barcelona llegaba al Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid con tres derrotas en liga pero con la intención de vencerr al Real Madrid y empezar a recuperar terreno con el club blanco. Así, el partido empezaba al ritmo que marcaba Marcelino Huertas, muy cómodo frente a los habituales problemas de defensa del pick and roll central del Madrid y el Barcelona lograba hasta 4 puntos de ventaja. Sin embargo, mediado el primer cuarto, un monumental tapón de Tremmell Darden (1,94 y 91 kg) a Joel Dorsey (2,02 y 122 kg) marcaba el pistoletazo de salida de la ofensiva madridista, que, con dos triples consecutivos del propio Darden y Rudy Fernández, cogía su primera ventaja del partido y ya no la abandonaría.
Con la defensa ahogando a los jugadores interiores del Barcelona, la ventaja en el segundo cuarto se iba hasta los 16 puntos reducida a 12 al descanso. El Barcelona vivía de los puntos de Huertas, Navarro y Oleson y sus interiores se perdían ante los madridistas, en donde destacaba especialmente Felipe Reyes, que se permitió incluso el lujo de meter dos triples consecutivos, y de nuevo el griego Bourousis. El Barcelona trató remontar a la vuelta de vestuarios, rebajando la ventaja hasta los 5 puntos, pero entonces el que apareció fue Niko Mirotic, que lideró un nuevo arreón blanco que estiró la ventaja madridista de nuevo hasta los 16 puntos. El Barcelona no se rindió en ningún momento, pero se mostró incapaz de acercarse nunca a un rival que de nuevo recuperó el ritmo endiablado de sus mejores partidos esta temporada. El partido concluyó 98-84, con Bourousis destrozando las últimas esperanzas azulgranas y el Madrid se fue hasta las 25 victorias consecutivas, dejando al Barcelona a un mundo de distancia y dando la sensación de estar varios cuerpos por delante a estas alturas de temporada. Extraordinario partido de toda la plantilla merengue para cerrar el año.
Terminaba así diciembre y el año 2013 con un Real Madrid más terrenal que el visto en octubre y noviembre pero igual de efectivo. Las exhibiciones del equipo en este mes no han sido tantas y ha sufrido más que hasta ahora, pero ha logrado mantenerse invicto, el único equipo imbatido en Europa, tras la derrota de Olympiacos ante su archienemigo Panathinaikos en la liga griega, batiendo de paso su mejor arranque de temporada. No sabemos aún lo que depararán los próximos meses, pero este Madrid parece una máquina casi imposible de parar a estas alturas.
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