El entrenamiento invisible en el baloncesto


El entrenamiento invisible en el baloncesto

En general existen jugadores para quienes el entrenamiento sólo es la hora y media o dos horas que van desde el calentamiento hasta el final de la sesión con el resto de su equipo. Sin embargo, existe otro entrenamiento que va más allá de la técnica, la táctica y la actividad física habitual, y que tiene que ver con hábitos saludables necesarios en el cuidado del cuerpo y la mente para evitar lesiones y mejorar el aprendizaje y el rendimiento deportivo.

El entrenamiento invisible es un concepto en auge en los últimos tiempos y por supuesto también debe ser tenido en cuenta por parte de los entrenadores de baloncesto a enseñar a sus jugadores incluso a edades tempranas para reforzar esos buenos hábitos. 

Ropa y calzado 

Una anécdota cuenta que John Wooden, legendario entrenador de UCLA, enseñaba a sus jugadores en el primer día de entrenamiento de la temporada a saber ponerse los calcetines, y a dar valor a este sencillo gesto.

En la distancia y desde fuera puede resultar un detalle infantil, pero lo cierto es que su mala colocación puede dar lugar a ampollas y rozaduras que como es lógico provocarán dolor limitando el rendimiento deportivo. 

También las zapatillas son un elemento a tener en cuenta en el cuidado del jugador. Por lo general los jóvenes jugadores están más por llevar las zapatillas último modelo de un determinado profesional que por utilizar las que les conviene, y en ocasiones juegan con zapatillas que están muy desgastadas por superstición o lo dicho, porque son el modelo que calza su ídolo, provocando peores apoyos y mayor impacto para sus articulaciones con el consiguiente riesgo de lesión. 

Tampoco conviene estrenar durante un entrenamiento o partido zapatillas nuevas (como en general ningún material nuevo) sin antes haber caminado con ellas las suficientes jornadas como para ablandarlas y amoldarlas a los pies para evitar roces y ampollas que luego limitarán el juego por el dolor. 

Descanso 

Como en cualquier orden de la vida, el equilibrio es la virtud que debe regir nuestra actividad, y si bien el entrenamiento y el esfuerzo deben ser perseverantes y regulares, también hay que reservar un valioso tiempo para el descanso. 

Muchas veces, por no decir todas las veces, vale más la calidad que la cantidad del entrenamiento ya sea individual o colectivo, de manera que no por echar más horas en la pista se va a rendir necesariamente mejor. 

¿Duermen los jóvenes y no tan jóvenes jugadores las horas necesarias? ¿Qué actividades preceden a la actividad deportiva? El deportista profesional suele tener bien medido sus tiempos cuando su actividad está controlada a través de concentraciones previas a los partidos, pero el control del descanso en los jóvenes es más complicado, y en ocasiones se recarga de actividades extraescolares y de ocio su jornada de manera que llegan ya fatigados a los entrenamientos y partidos con el consiguiente riesgo nuevamente no ya de dificultar su aprendizaje y mejora, sino de provocar una lesión fruto del cansancio. 

Alimentación 

En este apartado también el deportista profesional suele estar o al menos tener acceso al asesoramiento de nutricionistas y expertos en medicina deportiva que saben aconsejarle sobre aquellos alimentos más saludables así como para regular sus horas de comida. 

En el caso del joven jugador tendrá que recibir el apoyo familiar que no siempre piensa en la actividad deportiva del chaval a juzgar por los siguientes ejemplos que seguro que todos los entrenadores de formación han vivido en alguna ocasión. 

A veces se termina de comer media hora antes de acudir a un partido, o se harta al joven deportista con un exceso de comida debido a un compromiso familiar, y otras veces se empieza un entrenamiento sin haber tomado por ejemplo una pieza de fruta a modo de tentempié a lo largo de la tarde, por no hablar de los malos hábitos de hidratación. 

A modo de regla general y sin ánimo de sentar cátedra pues se puede acudir a médicos deportivos para ahondar en este tema, el sentido común dice que conviene terminar de comer tres horas antes de la actividad deportiva intensa, y por supuesto que es vital una buena hidratación (preferentemente agua) antes, durante, y después del entrenamiento o partido. 

Más entrenamiento invisible 

Realizar ejercicios individualizados previos al inicio de un entrenamiento o partido es un paso previo en la prevención de lesiones, y también forma parte del entrenamiento aunque no esté dentro de la sesión colectiva de un equipo de baloncesto. 

Por ejemplo, el jugador que sea propenso a tener molestias de tobillo le conviene realizar ejercicios individuales de fortalecimiento previos al inicio de cualquier entrenamiento o partido a modo de rutina preventiva para evitar lesiones. 

Al final de una sesión de entrenamiento o de un partido, es necesario afianzar, sobre todo en los más jóvenes, hábitos saludables como utilizar la ropa de abrigo que evite enfriamientos, colocar hielo o aplicar calor a zonas lesionadas, así como a la posterior ducha higiénica que evite enfermedades. 

Visto grosso modo lo que es el entrenamiento invisible, éste debe formar parte de la rutina de los jugadores de baloncesto incluso a edades tempranas porque el aprendizaje y la mejora deportiva no sólo dependen de lo que se hace dentro de la pista sino también de lo que se hace fuera de ella, y serán hábitos saludables que acompañarán al joven jugador toda la vida independientemente del nivel deportivo que se alcance.

Escrito por Jorge Sanz (@alerotirador)

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