Recordando a Audie Norris por Fernando Ruiz Álvarez


En esta ocasión para sección de “Recordando a…”, he tenido el privilegio de contar con la colaboración del periodista Fernando Ruiz, Redactor Jefe de Eurosport, así como director y presentador en RadioMarca del Programa “PlanetaEurosport”. Fernando quiso recordar a uno de los grandes ídolos blaugranas de finales de los 80 y principios de los 90, como fue Audie Norris…

Verano del 84. En algún lugar de San Diego, Audie Norris juega la Liga de Verano con los Portland Trail Blazers buscando arañar más minutos en la NBA. En la grada, viendo baloncesto y atento a los posibles descartes, Aito García Reneses queda impresionado por las cualidades de Audie…

Tras haber progresado notablemente en la Jackson State University, Audie Norris fue elegido por Portland en la 2ª ronda del draft de 1982 con el número 37. El sueño de Audie James Norris, nacido en Jackson (Mississippi) el 18 de diciembre de 1960, se había cumplido: era un jugador NBA. El número 24 era un distintivo de todo el clan Norris. El hermano mayor, Sylvester, fue el primero en usarlo. Posteriormente Paul, Audie y posteriormente el menor, David, siguieron sus pasos. Fue una época maravillosa, tres años inolvidables en la capital del estado de Oregón, donde coincidió con estrellas como Jerome Kersey o Clyde Drexler.


Otro artista del balón, pero también de los nicknames, Mychal Thompson, fue el que tuvo a bien ponerle a Audie el apodo de ‘Atomic dog”. El bahameño se inspiró en la contundencia con la que Norris era capaz de machacar el aro, que provocaba una especie de seísmo, como si hubiera caído una bomba atómica.

La etapa de Norris en el baloncesto profesional americano llegaba a su fin en 1985, con 24 años y un último contrato de 110.000 dólares. Lastrado por los problemas físicos, en una competición tan exigente como la norteamericana y sin tiempo apenas para descansar entre partidos y viajes, Audie se decidió, amparado además en el número decreciente de minutos jugados en la última temporada, a probar fortuna en la vieja Europa. Italia sería su destino.


Hablamos de la temporada 85-86. Audie quería mejorar su técnica individual. Y le gustaba empezar desde abajo. Por eso, de las dos ofertas con que contaba, eligió Treviso en detrimento de Milán. Era una ciudad pequeña, pero de gran tradición, aunque el equipo estaba en la serie A-2.

Entender el baloncesto europeo, más táctico, más técnico y con muchas más horas de entrenamiento, no supuso un gran problema. El ritmo de partidos era mucho menor a lo que estaba acostumbrado y sus rodillas tenían tiempo para recuperar. A la conclusión de la primera temporada, Benetton de Treviso conseguía regresar a la serie A-1 con Riccardo Sales como técnico y con Audie como auténtico baluarte bajo los tableros.

Fue entonces cuando, a finales de la primavera de 1986, una llamada telefónica estuvo a punto de cambiarle la vida. El Real Madrid quería contratarle. Audie era consciente de la importancia de la institución en Europa. Los blancos tenían un sólido historial, un equipo de baloncesto temible y uno de fútbol famoso en el mundo entero. La posibilidad de vivir en una gran ciudad como Madrid era también algo excitante para la familia Norris, que muy pronto iba a respirar la felicidad por los cuatro costados, con la llegada de un nuevo miembro a la familia.

Lolo Sainz, con el apoyo de Raimundo Saporta, llevó el peso de las primeras gestiones, con el beneplácito inicial del presidente Ramón Mendoza. La primera llamada resultó perfecta. Saporta era un consumado maestro, que entendía a la perfección que el trato personal y cercano con los jugadores siempre contribuía a hacer equipo. Norris era receptivo a probar fortuna en uno de los grandes y Lolo Sainz estaba encantado. No era para menos. Un refuerzo de esa categoría daría el equipo un potencial en el juego interior increíble.

Audie llegó a viajar a Madrid junto con su agente, Warren Legarie, con Miguel Ángel Paniagua como cicerone en la capital de España. Las sensaciones seguían siendo inmejorables y Norris se veía vestido de blanco, jugando en la Ciudad Deportiva, al final del Paseo de la Castellana. Llegó la hora de las presentaciones y el pívot americano conoció, no sólo al presidente Ramón Mendoza, sino también a jugadores como Fernando y Antonio Martín, Fernando Romay o José Luis Llorente.


El momento clave había llegado. Había que dar un paso adelante en la negociación y tras diversos tiras y aflojas, Mendoza cogió el mando de las operaciones. El Benetton pretendía renovarle por 175.000 dólares y el equipo blanco quería rebajar esa cantidad a cambio de una serie de primas. Las conversaciones se estancaron y el contrato que debía unir la trayectoria del Real Madrid y de Audie Norris jamás se firmó. ¿Diferencias insalvables? 10.000 dólares tuvieron la culpa. Así como suena. En su lugar llegaron Brad Branson y Larry Spriggs, que no terminaron de cuajar en las filas blancas.
Audie regresó a Italia. Su primer hijo, Sandro, recorrió las calles renacentistas de Treviso en un cochecito mientras su padre seguía creciendo como jugador y como persona. Una época plena de felicidad, donde la familia Norris empezaba a apreciar la calidad de vida europea, la comida mediterránea, el champán francés, el vino italiano, el aceite de oliva…

Audie completó otro gran año, siendo nombrado el mejor extranjero de la Liga transalpina. El equipo se mantuvo sin problemas en la serie A-1 y en ese período, el pívot estadounidense aprendió a apreciar el baloncesto europeo aún más, convirtiéndose en un gran admirador de la Copa de Europa.

A la conclusión de su segunda temporada, Audie Norris se fue de vacaciones sin saber dónde jugaría la siguiente campaña. Finalmente, Warren Legarie, le llamó por teléfono. Su agente manejaba muchas ofertas, dos de ellas especialmente atractivas: Bolonia y Barcelona. En la lucha por hacerse con los servicios del jugador, las dos entidades llegaron a un acuerdo sin precedentes: los dos equipos se “repartirían” a Norris, que jugaría los dos primeros años en el Barcelona y los dos siguientes en Bolonia. Todos contentos.


En la práctica, en ese teórico viaje de ida y vuelta, Audie no iba a necesitar sellar el billete de retorno. Su clase, su fuerza, compromiso y carácter iban a provocar que el Barcelona se rascara el bolsillo y pagara al Bolonia una indemnización para quedarse con las dos piernas del gigante americano.

La sensación de haber fichado a un crack estuvo presente en el conjunto blaugrana desde el primer momento. Además, el Barcelona de mediados de los años ochenta tenía limitaciones presupuestarias y cada vez se hacía más complicado competir con los equipos italianos y griegos, y con el eterno rival: el Real Madrid.

La aclimatación de Norris a la ciudad condal fue increíble. Recuerda Epi con nostalgia uno de los primeros días de Audie en Barcelona. Después de un entrenamiento, decidieron llevar “al novato” a un afamado restaurante de la ciudad. Era una marisquería. La curiosidad por ver cómo se comportaría el jugador era notable, habida cuenta de esa extraña habilidad que tienen muchos jugadores americanos de quejarse porque las gambas se sirven con cabeza, por no hablar de su adicción a la Coca Cola. Ese día, Audie empezó a ganarse el respeto de sus nuevos compañeros al pedir un champán para acompañar al marisco.

Tampoco en la pista era fácil que Norris pasara desapercibido. Cuando en uno de los primeros entrenamientos recibió un pase a la altura del tiro libre, Audie fintó y entró a canasta por el lado derecho, con una velocidad, una elasticidad y una potencia que dejaron boquiabierto al mismísimo Andrés Jiménez. La canasta retumbaba suplicando piedad.

Ya en competición oficial el Barcelona empezaba a dar, en muy poco tiempo, la sensación de equipo redondo. Nacho Solozábal, el capitán, “el mejor base del mundo”, en palabras de Norris, ponía la inteligencia, Epi y Sibilio, mortíferos desde el perímetro, eran desesperantes para cualquier defensa y Jiménez y Norris le daban un equilibrio y una velocidad difíciles de igualar para el resto.
Los frutos no tardaron en llegar. En su primera temporada en el Palau, Audie consigue el doblete. La Liga y la Copa. Especial sabor tuvo el título copero en Valladolid, con un postrero triple de Nacho Solozábal que le daba la victoria al equipo catalán, con José María Aznar en el palco como presidente de Castilla y León. En el Real Madrid, los hermanos Martín habían vuelto a casa después de sus respectivos periplos americanos, con lo que la victoria cobraba aún más importancia. No era más que el comienzo de un idilio constante con la victoria. El Barça conquistó tres Ligas consecutivas. Y en el fragor de la batalla, un duelo de titanes empezaba a asombrar al mundo del baloncesto en España.

Los enfrentamientos entre Audie Norris y Fernando Martín pasaron a la historia de la competición. El 14 del Barça, casi siempre con la camiseta grana debajo, cortado por las mangas y los calentadores bajo el pantalón, frente al 10 del Real Madrid, sin camiseta, sin calentadores, exhibiendo la potencia de un deportista increíble que podía haber sido una estrella en varios deportes.


Eran duelos muy físicos, con constantes empujones, siempre al borde de la falta. Pero los árbitros, en general, les dejaban hacer. ¿También disfrutaban de la función?. Posiblemente. Y posiblemente también les permitían algunas cosas más que al resto porque era una batalla entre dos seres tremendamente nobles. Norris y Fernando se miraban, se retaban a muerte dentro de la cancha. Y unas veces ganaba uno y otras veces el otro. Audie admiraba a Fernando. Y Fernando a Audie. En varias ocasiones llegaron a coincidir después de un partido en un bar, tomando un refresco, todavía magullados por los golpes recibidos, encajados como legionarios de la Roma clásica. De Fernando, Audie destacaba su mentalidad y su fuerza, pero también su técnica individual. Sus semi-ganchos eran muy difíciles de defender para Norris, que sin embargo, hacía sufrir a Martín sacándole de la zona y en sus desplazamientos defensivos laterales.

Cuando Fernando Martín murió en accidente de tráfico en la M-30 madrileña, el día 3 de diciembre de 1989, Audie se disponía a jugar un partido de Liga en el Palau Blau Grana. En el momento en que los auxiliares del equipo le dieron la noticia, rompió a llorar como un niño. La imagen de Audie abrazado a la madre de Fernando, al día siguiente, en su funeral, fue de las que sobrecogen el corazón de cualquiera. La batalla había terminado. Audie sentía un enorme vacío. Desde Texas, donde reside en la actualidad, y no sin cierto aire de nostalgia, corrobora un dato que todos intuíamos: Fernando fue su gran rival, no sólo por su calidad, sino porque también coincidió en la mejor época de Norris como jugador de baloncesto. Fueron meses en los que sus rodillas funcionaban casi a tope, en los que se sentía capaz de todo dentro de la pista. De ahí la grandeza del duelo. Fernando Martín estaba constantemente lastrado por sus eternos problemas de espalda, pero también en esa época pudo jugar a tope.

Dos titanes a pleno rendimiento que provocaban la admiración en las canchas del eterno rival. Esa especie de temor, pero al mismo tiempo veneración que los rivales sentían por ambos, ha sido una de las mejores muestras de deportividad que hayamos visto en el deporte de la canasta. En Madrid se temía a Norris, pero se le admiraba. Cualquier aficionado de la época lo habría fichado. Y lo mismo sucedía en el Palau con Fernando Martín. No hay más que echar mano de la videoteca para comprobar cómo rugían los pabellones cuando los árbitros le pitaban falta personal a cualquiera de los dos. Cualquier síntoma de debilitamiento del jugador más peligroso era lo más parecido a estar un poco más cerca de la victoria.

Unos meses después, Audie Norris se sinceraba con Lolo Sainz en una conversación recogida por Tomás Roncero en el diario El Mundo: “Lolo, lo que más echo de menos ahora es tener la oportunidad de enfrentarme sobre una cancha a un tío como Fernando Martín. Era muy emocionante «pegarse» con un jugador que tenía esas agallas. Desde que murió, me aburro mucho”.

Los títulos en la era Norris certifican la calidad de un jugador único. Sucede sin embargo, que hay generaciones excepcionales de jugadores que chocan con otras aún más excepcionales. El resultado de esa coincidencia tiene que ver mucho con la frustración. Durante la segunda mitad de los años ochenta, el Barça logró Ligas, Copas, Recopas, Mundialitos de Clubes… todo lo ganable, excepto la Copa de Europa, donde el Barcelona chocó con el que probablemente haya sido el mejor equipo europeo de la historia. La Jugoplastika de Split croata contaba con jugadores de la categoría de Tino Kukoc, Dino Radja, Zan Tabak o Velimir Perasovic, mitos vivientes del increíble baloncesto balcánico que dominaba con una calidad técnica individual difícil de repetir, el escenario mundial del baloncesto.

Munich en 1989, Zaragoza en 1990 y París, en 1991, fueron tiempos muy duros para Audie. Una especie de maldición blaugrana en el trofeo más codiciado, que provocó grandes frustraciones en la plantilla. Por aquél entonces, el hombro y las rodillas mermaban constantemente al gigante norteamericano, que tuvo que ser cortado en varias ocasiones para ser intervenido quirúrgicamente.
Más allá de su calidad como jugador de baloncesto, la impronta que dejó Norris en la ciudad condal certifica su carisma y su profesionalidad. Andrés Jiménez recuerda sus dedos, “como salchichones… tenía un anillo de oro que cuando me lo pasaba y me lo ponía en mi dedo parecía que llevase una rueda de bicicleta”. Aito García Reneses recuerda, siempre esbozando una sonrisa cuando se le pregunta por Audie, que siempre estaba preocupado por asuntos burocráticos y administrativos. Y Epi narra con emoción episodios de Audie Norris en los que dejaba bien claro su comportamiento intachable dentro y fuera de la pista: “Un tipo ejemplar, que era capaz de no recibir un balón en doce ataques y bajar a defender las doce veces sin hacer ni el más mínimo gesto. Algo difícil de encontrar en una gran figura”. De su manera de entender el baloncesto europeo, mucho más de conjunto que el que se practicaba en la NBA, Nacho Solozábal destaca cómo sistemáticamente Audie sacaba la pelota fuera para que Sibilio, Epi o él mismo tiraran desde el perímetro si recibía un dos contra uno.

Una de sus acciones técnicas más recordadas consistía en girar sobre la línea de fondo, siempre cargando con el hombro izquierdo a su defensor para terminar saliendo por su derecha. Además, era letal en los lanzamientos de cuatro o cinco metros, lo que le permitía alternar el tiro con la finta y entrada a canastas, todo ello a una velocidad endiablada.

En todo caso, Audie nunca estaba preocupado por sus estadísticas. De haberlo estado, hubiera podido multiplicar por dos su cifra de poco más de 14 puntos por partido. Sí que lo estaba, sin embargo, por los jóvenes del equipo. Tenía claro que eran el futuro del club y trataba de cuidarles.  Norris no duda en reconocer que era una especie de “Big Brother”. Ya retirado, un asunto que le perturbó notablemente fue la entrada en vigor de la Ley Bosman, en el año 1995. Veía claro que los jóvenes eran el futuro del baloncesto español y que la nueva ley podía perjudicarles. Su implicación con el Barcelona en particular y con el baloncesto español en general fue tal que se sentía molesto porque la nueva ley “quitaba el trabajo a los jóvenes españoles”. Esta continúa preocupación por los juniors del equipo le llevó a estar siempre muy pendiente de Roger Esteller, de José Luis Galilea, o de cualquiera de los jóvenes que estuviera en el mismo. Quería saber si necesitaban algo, si habían cobrado o no, o si tenían todo el material necesario.


Esteller nunca olvidará su debut con el primer equipo en pretemporada. Tenía 17 años, como su inseparable “Galis”. Solían ir a correr a la carretera de las aguas o a las pistas universitarias, pero había un problema: no tenían aún edad para sacarse el carnet de conducir y, por lo tanto, no tenían coche. A las puertas del Palau, aguardaban a que algún compañero les acercara. Audie salió conduciendo su flamante Audi 90, bajó la ventanilla y les miró muy serio, como desafiante. Al cabo de unos interminables segundos, sonrió y les invitó a subir.

A partir de ese momento, Roger fue consciente de su fortuna: “hablábamos con los juniors de otros equipos y les hacían cosas terribles. Galis, Lisard y yo tuvimos una gran suerte. En el equipo había gente como Norris, pero también como Epi, Solozábal o Piculín Ortiz, que eran grandes personas. No nos dejaban pagar nada nunca

Una de las facetas menos conocidas de Audie eran sus manías y supersticiones, muy extendidas en aquella época y que han ido heredando las generaciones posteriores: Cuando jugaba un buen partido, procuraba repetir todo lo que había hecho esa semana escrupulosamente. Por ejemplo, ponía primero mi pie derecho nada más levantarme de la cama, antes que el izquierdo. También solía comer exactamente lo mismo y en el mismo orden. Por último, en el vestuario era muy importante ponerse primero el calcetín derecho antes que el izquierdo”.

Más racionalidad se desprendía de otra de las costumbres del gigante americano, que siempre jugaba con una camiseta cortada debajo de la oficial del Barça porque no le gustaba sentir la camiseta del equipo pegada al cuerpo por el sudor.

Actualmente, Audie Norris vive en su Jackson natal y es el Entrenador Jefe de la Genesis One Christian School, aunque siempre que puede, vuelve a España, donde nos dejó una gran parte de su inmenso corazón.

Fernando Ruiz Álvarez
@fernan_ruiz

Desde aquí agradecer a Fernando el magnífico regalo con el que ha obsequiado a todos los lectores del Blog, y en general a todos los amantes del baloncesto. Su predisposición para la colaboración fue inmediata, y no puedo tener más que palabras de agradecimiento por haberse prestado a ello… ¡¡¡Muchísimas gracias Fernando!!!
***

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18 comentarios sobre “Recordando a Audie Norris por Fernando Ruiz Álvarez

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  1. @MacarronazoEn primer lugar bienvenido a tu casa y espero que ese sea el primero de muchos comentarios en el blog.Viéndolo con el paso de los años, los italianos -como bien comentas- metieron la pata a base de bien.Cierto antes venían auténticos cracks americanos a Europa, era otra NBA con menos equipos con lo cual allí solo se quedaban la cream de la cream.Por cierto anima a tu padre para que se una al blog comentando.Dentro de un rato me paso por tu blog!!!

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  2. Te he descubierto gracias a los premios 20blogs y el artículo me ha parecido brutal de bueno, la de historias que hay por ahí y de las que jamás sabríamos nada si no fueran por post como éste. me sorprende el atípico "acuerdo" al que llegaron Barcelona y Bolonia.. ¿cómo se dejaron timar así? Por lo que cuentas parece que encima era una buena persona… también era otra época, en aquel entonces las diferencias eran mucho mayores y los descartes de la NBA llegaban a Europa y arrasaban, no es que lo haya visto, pero me lo ha contado mi padre, que como yo.. es apasionado al basket.Pásate por mi blog de seducción , está a un voto de ganar en categoría personal en los 20 blogs y es sobre seducción (trucos para ligar XD), creo que te divertirá. Me suscribo a tus historias, que me encanta el basket y de esto sabes un rato 🙂

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  3. @eco23Será eso amigo, que todos estamos equivocados y no entendemos de basket. ¡¡¡eso era baloncesto y lo demás son tonterías!!!Estoy contigo en el tema de los 10.000, aunque parece ser que en aquella epoca era un pasta. Pero sigo pensando que no excusa justificable.@Raude (comentario 15)Me has hecho reflexionar con tu comentario, y es totalmente cierto, por lo menos en lo que a mi concierne. Para mi el mejor era el Madrid y los demás ganaban de potra, por los árbitros y no tenían tan buen equipo como nosotros.Los años nos hacen ver las cosas más fríamente y sin tanto forofismo y como somos caballeros reconocemos las cosas, aunque nos duela.

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  4. @JORDANYPIPPEN. No se ahora tenemos la mentalidad mas abierta, en esas epocas el equipazo era el tuyo y los demas eran equipos a batir y si perdian siempre era porque fulanito a hecho esto o culpa del arbitro, no porque el adversario era mejor, ya que tu equipo era el mejor. Al Barça de aquella epoca no le podia llamar equipazo aunque lo fuera (Audie era el rey de las ostias, Jimenez tenia suerte, Epi solo era bueno en la seleccion o Solozabal no jugaria de titular en nuestro equipo, cosas de chavales…), al de esta si, aunque siempre espero que gane mi equipo

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  5. No puede ser que todos estemos equivocados porque, casi sin excepción, todos los que vivimos aquel baloncesto de los 80 y hasta mediados de los 90 aproximadamente pensamos que aquella fue la época dorada del baloncesto, tanto en Europa como en la NBA. Digo yo que por algo será o, repito, ¿es que todos estamos equivocados?Por otra parte, sabía que Norris había estado cerca de fichar por nuestro Madrid, pero ahora que sé que su fichaje no se materializó por unos exiguos y míseros 10.000 dólares todavía me frustra más. Grandísimo artículo, sí señor y, efectivamente, cuánto tendrían que aprender algunos redactores de ciertos periódicos. Un saludo.

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  6. @RaudeDecimos que ahora tiene un equipazo el Barça, pero como bien has recordado en aquella época también lo tenían… Su único pero el haber coincido con la Jugoplastika, sino habrían ganado alguna euroliga.Haciendo un simil, ese Barça se estrelló una y otra vez contra los yugoslavos, como el Madrid de la quinta del Buitre lo hizo contra el Milán.

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  7. Buah, poco que añadir a los comentarios, recuerdo mucho las guerras entre el y el difunto Fernando debajo del aro… Madre de dios que fiereza, en ese tiempo para que les pitaran una falta debia quedarse con el brazo del otro en propiedad o cosas asi… Pero ademas de la rudeza ambos dos eran unos 4 que destacaban en todo lo que se pudiera destacar, buen tiro, cogian rebotes, asistencias… Y bueno pues en activo te caia un poco mal porque era del equipo rival, pero hablando en petit comite o despues de retirado siempre dices y que bueno era Audie Norris!, ¿la pena? pues que por poco dinero, bueno en aquella epoca era una pasta, no llego al Real Madrid y si a un Barça que era un equipazo con Nacho Solozabal (estuve saliendo con su sobrina cuando era mas joven) el cual me parecia que solo tenia un defecto, el equipo en el que jugaba, porque como base era inteligentisimo; Epi, jugador que hizo historia y una de las leyendas de nuestro basket; "el napias Jimenez", cuando se iba Audie de la cancha entraba otro con un nivelazo.. y Chicho Sibilio, otro grande…Ahora a dia de hoy, podemos decir el nivel que tenia esa gente y lo buenos que eran.Por otro lado, ha quedado un poco mal eso de decir como no se pudo fichar a Norris fichamos a Brad Branson (solo estuvo dos temporadas en Madrid con una media de 22,4p y 9,4r y una segunda temporada de 17,5p y 6,8r), me encantaba este tio con cara de Cowboy que no se porque narices lo dejaron irse a Valencia… y Larry Spriggs que os recuerdo que venia de los Lakers con un anillo recien colgado en el dedo…

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  8. @AnelkaTotalmente cierto, uno echa la vista atrás y sin menospreciar a nadie, eso eran nombres de verdad… ¿será que somos muy nostálgicos amigo?@inonegroPa matar a quien no quiso poner la calderilla de 10.000 dólares que fue lo que hizo que no vistiera de blanco. Solo de pensar en la pareja Martin-Norris se me eriza el pelo.@MelgarMuy muy buena la comparativa con Bird-Magic. Ellos hicieron de este negocio un espectáculo con sus duelos titanicos.Como bien dices, lo cortés no quita lo valiente, y aunque somos muy merengones por estos lares, sabemos reconocer el buen basket y los buenos jugadores sean de donde sean.¿Página de culto? uffff, me pones mucha presión amigo, espero seguir en la misma línea para que todos disfruteis en vuestra casa… ¡¡¡gracias por tus palabras!!!@CharlieEstoy contigo, y como dije arriba, somos unos nostalgicos, pero es que llevamos razón. Aquello era baloncesto en estado puro, que grandes partidos!!!@Mo SweatHola amigo!!! que gran satisfacción saber que has podido conocer aún mejor a tu gran ídolo de la ACB.

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  9. Suscribo totalmente el comentario de Melgar: Audie y Fernando han sido los Bird-Magic de la ACB. Ningún duelo individual ha hecho tanto por el baloncesto de este país.Me estaré haciendo mayor…pero el artículo me ha emocionado. Creo que el baloncesto era antes de otra forma, o será que la dichosa globalización lo ha deshumanizado un poco. Excelente y emotivo artículo. Felicidades al autor.

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  10. Audie y Martín vienen a ser en la ACB algo así como Magic y Bird en la NBA, no es el uno sin el otro y la competición tampoco la misma sin esos duelos en la pista, sino que se lo pregunten al espectador.;)Cómo se nota que han cambiando los tiempos, en aquella época, Epi cuenta con nostalgia la anécdota de pedir champán para acompañar el marisco…¡Hoy lo hubiesen forrado a hostias por no pedir Cava! 😀 XD (chiste fácil 8))Gran artículo narrado de forma magistral, por lo general, los grandes jugadores que son mejores personas, se les recuerda con mayor cariño independientemente de los colores y ésta es una buena muestra encuadrada en un blog de Madridistas, desgraciadamente yo no conocí esos duelos, así que sólo me queda yutú.Un saludo y enhorabuena J&P con las colaboraciones, esto empieza a ser una página de culto.

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  11. Enhorabuena Jordan por conseguir estas colaboraciones tan interesantes. Soy fiel oyente los viernes al medio dia en Radio Marca y me alegro de verle por aquí.Es una pena que la mayoria de la gente solo le recuerde por los palizones que se daba con Martin, yo apenas le vi jugar, a Martin ni eso, y lo que recuerdo vagamente era un Barça intratable, parecido al de ahora, y a un Epi inalcanzable como Navarro y a un Norris aplastante como Pete Mickeal. Un eterno crack de la ACB. Se le recordará siempre.

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  12. Bueno, pues que decir….uno se emociona con un trozo de historia de nuestro basket tan bien narrada.Leo nombres que son para alucinar como Clyde "The glide" Drexler y "el matador" Kersey cuando estaba el bueno de Audie en Portland…vaya compañeros.Y por supuesto los que tuvo en el Barca como Epi y Jimenez(uno de mis favoritos en aquella época).Por supuesto que los duelos de Martín y él era cosa aparte.En fin, que uno se acuerda de los Norris, Nate Davis, Essie Hollis,Brian Jackson Wayne Robinson, Dave Russell ,Pinone etc y los comparas con los americanos de ahora (salvo honrosas excepciones) y te dan ganas de llorar..Grande Audie y eso que soy del Madrid ehhh?Enhorabuena Fernando por la narración y a tí JYP por compartirla con nosotros.

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  13. @www.basketandtalent.comEn primer lugar bienvenido a tu casa y espero que ese sea el primero de muchos comentarios en el blog.Gran apunte el tema de la visión de juego de Audie, ¿cuantos millones de euros/dólares valdría en la actualidad un Norris de andar por casa?@TriplaUfff… no sabría decirte amigo@El Sultán Del Swing.Lo mismo que al amigo http://www.basketandtalent.com... Bienvenido a tu casa amigo y por partida doble primero por tu fichaje por el blog como colaborador y segundo por tu comentario, espero que ese sea el primero de muchos en él.No se si el mejor, porque hay algunos más y muy buenos también, pero entre los mejores seguro.@morta70Gracias a ti amigo y por supuesto a Fernando por su artículo.Que grande, como apuntas, aquellos duelos entre Norris y Martin. En la actualidad no existen duelos como aquellos.

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  14. Joer Jordan, has conseguido que un grande del periodismo hable de un grande del baloncesto. Hace unas dos semanas salió precisamente Audie en una entrevista en teledeporte, y era emocionante verlo como todavía sentía amor por el baloncesto… y que seguía echando de menos a Fernando. Es como en los cómics, el superhéroe siempre ha necesitado un supervillano… y no diremos quién es quién, cada uno tendrá sus gustos :)Genial Jordan, como siempre.Muchas gracias Fernando.

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