Hemos conocido esta semana que al término de la temporada se retirará uno de los mejores bases que ha dado nuestro baloncesto a lo largo de su ya larga historia: Raül López dejará la competición una vez concluida la disputa de la Liga Endesa con 36 años.
Raül López, nacido en Vic el 15 de abril de 1980, es uno de los mayores talentos que ha dado el baloncesto nacional. Formado inicialmente en el club de su ciudad natal, con 15 años recalaría en el Joventut de Badalona, debutando en la ACB con 17 años, cuando Alfred Julbe le dio la alternativa, firmando 10 puntos con 3 triples sin fallo en sus primeros 18 minutos en la liga española.
Integrante y pieza clave de los Juniors de Oro, Raül apuntaba muy alto desde el principio. Tan alto que con 20 años se convirtió en el jugador español por entonces más caro de la historia del baloncesto, al ser fichado por el Real Madrid por 300 millones de pesetas. En el Madrid llegaría a sentar en el banquillo nada menos que a Shasha Djordjevic, firmando una excelente primera temporada que le valdría ser elegido por los Jazz en el vigésimo cuarto puesto del draft.
Y ahí empezó a torcerse su carrera: a poco de empezar su segunda campaña en el Madrid, una gravísima lesión de ligamentos en su rodilla derecha le hizo perderse casi toda la campaña. Recuperado para los playoffs, tras caer el Madrid a las primeras de cambio ante Estudiantes, anuncia que se marcha a la NBA.
Y entonces llega su segunda lesión en la misma rodilla, mientras disputa un partido de preparación para el Mundial de Indianápolis. Los Jazz, sin embargo, deciden esperarle un año entero y cuando por fin debuta con los de Utah firma un buen año rookie, aunque ha perdido toda su velocidad y su explosividad.
Y cuando llega su segunda temporada americana, se rompe su otra rodilla. Tres lesiones consecutivas que habrían retirado a cualquiera, pero que en caso de Raül le hicieron más fuerte. Tuvo que cambiar su estilo de juego y ya no volvió a ser el base rápido se sus comienzos, pero la calidad, el manejo de balón y el dominio del juego nunca los perdió. Empezó entonces un itinerario que le llevó al Akasvayu Girona, nuevamente el Real Madrid, el Khimkhi Moscú y el Bilbao Basket, club donde más tiempo ha permanecido y en el que finalmente se retirará en unos meses.
Raül López es un jugador que ha tenido mala suerte, pero también ha sabido reinventarse tras tres temporadas nefastas en las que las lesiones pudieron dejarle fuera de este deporte para siempre. Sin embargo, tras ellas pudo disfrutar de una carrera larga en la que siempre dejó más que patente su inmenso talento. Talento que no se vio acompañado por un palmarés deslumbrante pero que sirvió para hacer disfrutar muchas veces al aficionado.
Ahora Raül lo deja. Y de paso nos anuncia que su generación, la de los Juniors de Oro, la de los 15 años mágicos de nuestro baloncesto está llegando al final de su viaje. Gracias por todo, Raül López.
Esas malditas lesiones de rodilla todavía me duelen. Qué gran base perdemos. Lo que más duele es pensar cuántos no lo valorarán como merece por haber jugado en equipos que no han engordado su palmarés.
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