Mark Eaton, el gigante de Utah Jazz

En abril de 1977 un chico tremendamente alto se disponía a reparar un vehículo en un taller de Anaheim, California. El vehículo era propiedad de Tom Lubin, entrenador asistente del equipo de baloncesto del Cypress Junior College. El chico se llamaba Mark Eaton. Había nacido un 24 de enero de 1957 y tras graduarse como mecánico en el Arizona Automotive Institute de Fénix trabajaba reparando coches. Nunca se había interesado por el baloncesto.

Pero Tom Lubin convenció a aquel chico para enrolarse en el equipo del Cypress Junior College. Dos años después, Mark Eaton, 224 centímetros de altura, llevaba a los de Cypress a ganar el título universitario del Estado de California. Atrás quedaban la mecánica y el taller para dedicarse ya definitivamente al baloncesto.

Llegado el draft de 1979, fue elegido muy abajo, en quinta ronda, en el puesto centésimo quinto por los Suns. Pero Eaton renunció a dar el salto a la NBA todavía y decidió seguir un año más en el equipo del Cypress College. Un año después pasaría a integrar el equipo de los Bruins de la UCLA, donde la verdad que no tuvo muchas oportunidades. Desilusionado por su situación, tal vez habría abandonado, pero entonces una nueva casualidad recondujo su carrera: Wilt Chamberlain asistía a un entrenamiento de los Bruins y se fijó en él. En el curso de la conversación posterior, el muchacho le contó su frustración y Wilt le daría un consejo que definiría su carrera: si no tienes oportunidades de jugar en ataque, céntrate en la defensa, rebotea y pasa el balón. No quieras competir con jugadores más rápidos que tú.

En 1982 se apuntó al draft, siendo elegido por los Utah Jazz en cuarta ronda, en el puesto septuagésimo segundo. Y resulta que aquello fue uno de los grandes robos del draft. Poco después de empezar la temporada, Mark Eaton era ya titular con los de Salt Lake City. Terminada la temporada, aquel chico al que Chamberlain había convencido para que se centrase en la defensa había puesto 275 tapones, la tercera mejor marca de la liga por detrás de Tree Rollins y Bill Walton. El récord hasta el momento de la franquicia.

Un año después cogía 595  rebotes y ponía otros 351 tapones, casi 4 y medio por partido. Los Jazz acababan la temporada por primera vez con récord positivo, 45-37, y se proclamaban campeones de su División, eliminaron a los Nuggets en primera ronda de playoffs, 3-2, y acabaron cayendo en segunda por 4-2 ante los Suns.

 Y en el verano de ese año, 1984, los Jazz elegían en primera ronda del draft a un base delgado y blanco procedente de laUniversidad de Gonzaga: John Stockton. 

La temporada 84/85 acabaría con Eaton siendo elegido Mejor Defensor del Año. 456 tapones, récord que aún perdura, y 11,3 rebotes por partido, el quinto mejor registro de la temporada. De nuevo en playoffs, caerían otra vez en segunda ronda ante los Nuggets (4-1).

En el draft de 1985 los Jazz se harían con los servicios de Karl Malone. Quedaba formada una de las parejas de baile más famosas de la historia de la NBA: Stockton-Malone. El primero es todavía el jugador que más asistencias ha dado en la historia de la liga y el segundo es el segundo máximo anotador de la historia de la competición.

Y mientras Stockton y Malone se dedicaban a destrozar las defensas contrarias, Eaton protegía el aro de los Jazz. En 1986 y 1989 volvería a formar parte del mejor quinteto defensivo de la liga, en el 87 y el 88 del segundo; siendo elegido en 1989 año como el mejor defensor por segunda vez. En 1987 y 1988 volvería a ser el máximo taponador del equipo.

Lento y pesado. Tosco en ataque, sin embargo los 2,24 de Eaton causaban estragos cuando los jugadores del equipo rival encaraban el aro de los Jazz. En 1989, incluso, llegó a jugar el All-Star.

Nunca fue una estrella y nunca tuvo protagonismo en ataque, pero sus 3.064 tapones en 875, 3.5 por partido, hablan por sí mismos. El muchacho que en 1977 reparaba coches en Anaheim se retiró del baloncesto en 1993. Un par de temporadas después los Jazz retiraban el 53 que había portado durante toda su carrera. Tal vez uno de los más improbables triunfos de un jugador en la historia de la NBA.

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