El sistema del Madrid encontró el equilibrio


El sistema del Madrid encontró el equilibrio

Es el baloncesto un juego de equilibrio. De equilibrio entre el ataque y la defensa, el juego interior y el exterior, el músculo y el talento; entre la velocidad y la pausa, el rigor táctico del entrenador y la improvisación de los jugadores. Los grandes equipos de la historia del baloncesto se caracterizaron por estar perfectamente equilibrados: los bloques de los Celtics de los años 60 y 80, los Lakers de esa misma década, los Bad Boys de Detroit, los Bulls liderados por Michael Jordan, los Spurs de Popovich. El gran Madrid de Pedro Ferrándiz y posteriormente de Lolo Sáinz, el imparable Varese de los años 70, la inolvidable Jugoplastika de Split, el Panathinaikos del Zeljko Obradovic… Todos estos equipos hicieron del equilibrio una virtud y, con estilos de juego diferentes en cada caso, se siguen recordando en muchos casos habiendo pasado ya muchas décadas desde su reinado. Por supuesto que ha habido grandes equipos que fueron la antítesis de esto. La bendita locura de los Warriors de Don Nelson es un claro ejemplo de un equipo absolutamente desequilibrado que ofreció un par de temporadas de un baloncesto espectacular. Pero al final, tanto los Warriors como aquellos otros equipos que no logran mezclar todos los ingredientes que construyen una plantilla y un estilo de juego, se quedan por el camino. Evidentemente, el equilibrio por sí mismo no convierte a un equipo en imbatible, pero es un pilar básico sobre el que edificar una plantilla que quiera optar a estar en lo alto durante mucho tiempo.

Laso banquillo

Con la llegada de Pablo Laso al banquillo del Real Madrid se apostó por un equipo que jugando a la carrera fuera realmente imparable, basando su juego en la línea exterior,  tal vez la mejor de Europa y capaz de dinamitar los partidos desde lejos del aro pero que cuando perdía el control del ritmo de juego se ahogaba en un ataque demasiado predecible. Mucho se ha argumentado sobre las bondades y los defectos de los sistemas de Pablo Laso en sus primeras dos temporadas en el conjunto blanco. El equipo devolvió el interés por el baloncesto a una afición que estaba dando la espalda a la sección tras años de decepciones y retomó la lucha por todos los títulos, y de nuevo se pudo competir de tú a tú con el FC Barcelona en España y con los grandes clubes europeos; se ganó Liga, Copa del Rey y Supercopa, pero también se escapó una Euroliga en la que ya casi se estaba grabando el nombre del club de Chamartín. 

Con un juego espectacular casi siempre, el equipo volvió a enganchar al espectador. Se jugaba a marcadores altos y Laso no se cansaba de repetir en los tiempos muertos que había que correr y correr y correr. Pero había algo que fallaba, aunque casi siempre quedara enmascarado entre resultados abultados y jugadas brillantes. El equilibrio entre la defensa y el ataque y entre el juego interior y exterior.

Requiere el sistema de juego de Pablo Laso de jugadores interiores que aseguren la zona propia, de forma que el rebote defensivo permita al equipo salir disparado al ataque. Con un equipo diseñado para correr y jugar a la contra, los pívots son fundamentales en el esquema de juego. Luego, cuando el equipo ataca en estático, se les había pedido  a los pívots, al menos hasta este año,  que jugasen más tiempo en las proximidades de la línea de tres para montar el pick and roll que en el poste bajo. Y precisamente ahí es donde en estas temporadas fallaba el sistema de juego.

Velickovic Tomic

La primera temporada de Laso, el juego interior del equipo lo componían Nikola Mirotic, Felipe Reyes y Novica Velickovic como ala-pívots y Ante Tomic y Mirza Begic como pívots puros. Se contó durante unos cuantos partidos con Serge Ibaka.  Con un Velickovic fuera de combate casi toda la temporada y que prácticamente pasó inadvertido hasta el playoff de semifinales en liga y Niko Mirotic jugando más de alero que de ala-pívot, ni Tomic ni Begic se adaptaron en ningún momento al rol que les encomendó Laso. Ni el uno ni el otro son jugadores duros en defensa ni son tampoco jugadores que en ataque se muevan bien en la cabeza de la zona para iniciar los pick and roll a los que es tan aficionado el entrenador del Real Madrid. 

Tomic es un jugador con unos fundamentos fantásticos. Con buena mano cerca del aro y con un gran juego de pies, es un jugador muy difícil de parar cuando recibe al poste bajo. Sin embargo, no es un jugador que sepa jugar a seis metros del aro y se pierde en el pick and roll. En cuanto a sus aptitudes defensivas, mucho se ha comentado ya  su endeblez como para necesitar repetirlo. Mirza Begic es un jugador de características bastante parecidas a las del croata. De menos calidad en ataque y más intimidador en defensa, en cualquier caso presentaba los mismos defectos para encajar en el sistema de Pablo Laso. 

Slaughter

Con la salida de Tomic y Velickovic al final de la campaña 2011/12, se apostó por reducir la altura bajo el aro a cambio de buscar un perfil de mayor brega, llegando al equipo Marcus Slaughter y, con la temporada ya empezada, Rafael Hettsheimeir. Slaughter es en realidad un ala-pívot con muchas limitaciones en ataque pero que ofrece un muy buen rendimiento en defensa. Si bien con él se ganó en contundencia bajo el aro, en ataque no aportó apenas y enfrentado a pívots más altos sufrió mucho, como era de esperar. En cuanto a Hetts, el brasileño llegó lesionado y nunca se adaptó al juego del equipo, siendo su paso por el Real Madrid decepcionante. Aunque el equipo mejoró, haciéndose con la liga nacional y perdiendo la final de la Euroliga tras un inicio de partido espectacular, los problemas en el juego interior hicieron que la plantilla siguiera estando coja.

Terminada la temporada, salieron del equipo Rafael Hettsheimeir y Mirza Begic y se optó por renovar el juego interior con el fichaje de un jugador que había hecho una gran campaña en el Obradoiro, Salah Mejri, y con un pívot ya consagrado como es Ioannis Bourousis. Mejri es un jugador que reúne los requisitos que necesita un pívot para adaptarse al esquema de juego de Pablo Laso: rápido, ágil, muy intimidador y con gran potencia de salto, es un jugador que puede ofrecer un gran trabajo bajo el propio aro y luego en ataque prestarse al bloqueo en la línea de tres, sea para acabar él mismo la jugada o para que el base la continúe por otro lado. Con muchos defectos aún por pulir, es un jugador que puede ofrecer minutos de calidad saliendo desde el banquillo. En cuanto al griego, es posiblemente el mejor fichaje que podía hacer el Real Madrid.

Bourousis y Mejri

Recién cumplidos los 30 años, el pívot griego se formó en las categorías inferiores de un histórico como el AEK de Atenas, debutando en la primera división griega en la temporada 2001/02. Precisamente en esa temporada ganó el único título de liga que figura en su palmarés. Tras pasar sin pena ni gloria por el FC Barcelona, donde aterrizó en mayo del 2006 para disputar los playoffs de liga, en el verano de ese año fichó por el Olympiacos del Pireo, donde se haría un hueco en la élite del baloncesto europeo. Miembro del quinteto ideal de la Euroliga en la temporada 2008/09 y campeón de Copa en Grecia en 2010 y 2011, su palmarés no es más amplio porque los del Pireo tuvieron la desgracia durante años de competir contra el Panathinaikos de Zeljko Obradovic. En 2011 fichó por el EA7 Milano de Sergio Scariolo donde permaneció dos temporadas antes de poner rumbo a Madrid.

Pívot titular en la selección griega, fue oro en el Europeo Sub-20 de Lituania, oro en el Eurobasket de Belgrado’05 y bronce en el Eurobasket de Polonia’09. Pese a que la selección griega quedó fuera de la lucha por las medallas en el Eurobasket de este verano, el conjunto desplegó un juego de muy buen nivel. Bourousis promedió 11,4 puntos y 5,1 rebotes en 20 minutos de juego por partido en el torneo, con un porcentaje de tiro de dos del 62,7%, el mejor del torneo.

Bourousis mate

La llegada de Bourousis al Real Madrid ha supuesto, al menos en lo que se lleva visto de temporada, que por fin el juego interior encaje en el sistema de Pablo Laso y ha contribuido en gran medida al espectacular momento de juego del equipo. La tercera temporada juntos de casi toda la plantilla y cuerpo técnico ofrece además síntomas evidentes de madurez que se traducen en una espectacular mejora del nivel del equipo en todos los apartados del juego.

En un equipo con una clara vocación ofensiva, la presencia de una referencia interior en la defensa ha propiciado que la línea defensiva juegue mucho más cerca de la línea de tres, al no tener que estar los exteriores tan pendientes de la ayuda interior para proteger el aro. De esta forma, el rival encuentra situaciones de tiro con más dificultad y, sobre todo, los defensores blancos pueden estar más atentos a cerrar las líneas de pase del rival y a robar balones. Así, si en la temporada pasada la media de balones recuperados fue de 8,9 en liga ACB y 7,5 en la primera fase de la Euroliga, en los partidos que se llevan disputados hasta la fecha se ha subido hasta 12,3 y 10,8 respectivamente. Tres robos más por partido que, en el caso de un equipo como el Madrid casi imparable a la carrera, son puntos extra casi seguros y que además obligan al rival a jugar mucho más incómodo, teniendo en muchas jugadas que defenderse de la defensa del Madrid más que buscar hacer daño.

Pero además, la mejora en el nivel defensivo del equipo se ha traducido en que, de los 75 puntos por partido que encajó el año pasado en la temporada regular en la Liga Endesa, que convirtieron a la defensa blanca en la quinta mejor del campeonato, se haya pasado a 69 en lo que llevamos de temporada. Sólo el Valencia Basket, con 68, encaja menos puntos por partido. En Euroliga el salto es mucho mayor, pasando de los casi 74 puntos encajados por partido en la primera fase el año pasado a sólo 63 en los cinco partidos que se llevan disputados. Sólo el EA7 Milano ha sido capaz de superar los 70 puntos frente al  Madrid (para perder en cambio por 93-74), mientras que ni Brose Baskets ni especialmente el Anadolou Efes han sido capaces de llegar a los 60.

Mirotic y Bou

Un aspecto a destacar en el juego defensivo de este año es la permuta de posiciones de Bourousis con Niko Mirotic, con el que está mostrando un altísimo grado de compenetración. Así, es habitual ver al griego salir a defender a la línea de tres mientras Niko ocupa automáticamente su posición bajo el aro, asegurando de esta forma que el camino hacia la canasta siga estando protegido. Una vez en su posición natural al poste, Bourousis es un jugador duro y veterano, de los que no gusta tener enfrente cuando atacas. Muy serio en el trabajo defensivo, pese a no ser el mejor reboteador del equipo sí es capaz de mantener al pívot contrario lejos del aro, lo que favorece las capturas en defensa de los ala pívots, que permiten lanzar rápidamente al equipo hacia delante. Son ya varios partidos en los que incluso el griego ha llegado al aro en la primera oleada del contraataque, algo realmente sorprendente en un jugador de su estatura y complexión física.

Pero donde más fácil es ver la mejoría en el juego del Real Madrid es en el ataque en estático. Durante las dos primeras temporadas de Laso en el Madrid, cuando el equipo contrario era capaz de frenar el ritmo del Real Madrid y obligarle a atacar con posesiones largas, la casi nula utilización del juego interior provocaba que el juego se volviera muy previsible y espeso. Así, los bases se cansaban de botar le balón buscando un pick and roll central o el balón se movía casi únicamente entre los jugadores exteriores que acababan recibiendo el balón en un pase lateral, muchas veces con el defensor encima, para el lanzamiento lejano. Los famosos carretones de Jaycee Carroll no eran muchas veces efectivos al fallar los bloqueos intermedios y Niko Mirotic acababa una gran mayoría de partidos anclado en la línea de tres, tratando de aprovechar el lado débil de la defensa contraria. El rival podía concentrarse en entorpecer el juego exterior al saber que los pívots tendrían poco influencia en el ataque. Al final, el Madrid ganaba este tipo de partidos por calidad y profundidad de banquillo más que por esquema de juego y estos problemas quedaron claramente al descubierto en la final de la Euroliga cuando Olympiacos ajustó su defensa a partir del segundo cuarto. 

Carroll tirador

Este año, al tener una referencia en el juego interior, el balón ha empezado a recorrer esa distancia que a veces parece tan larga entre la línea de tres y el poste bajo y la situación ha cambiado por completo. Con Bourousis de inicio situándose en el poste bajo, Niko Mirotic ha abandonado a la vez la posición de falso alero a la que parecía ir tendiendo para jugar de auténtico ala-pívot. Al utilizar a los interiores en ataque, la defensa contraria se ve obligada a tener que prestar atención a lo que sucede bajo su aro, lo que facilita que los exteriores encuentren mejores posiciones de tiro. Es además Bourousis un jugador que ve muy bien el juego desde el poste bajo y sabe sacar muy bien el balón hacia la línea de tres, con lo que los tiradores reciben de cara y con el defensor más lejos.

No sólo es un trabajo de distribución el que realiza Bourousis desde el poste, sino que en el uno contra uno es un jugador muy difícil de parar. Así, sólo los pívots del Gran Canaria hasta el momento han sido capaces de contenerlo, anotando con facilidad con porcentajes de acierto muy elevados (que eran del 70% hasta el partido en Las Palmas).

Si a esto añadimos que el propio jugador griego es un buen lanzador de larga distancia, vemos como la defensa rival se va complicando, puesto que los huecos que abre Bourousis en defensa al arrastrar a su defensor son aprovechados principalmente por Nikola Mirotic para atacar el aro, de nuevo permutando posiciones constantemente con el griego. Y aquí llegamos a una de las jugadas más bonitas del baloncesto y que, con el desplazamiento del ala-pívot hacia la línea de tres cada vez es más difícil de ver: el juego entre pívots. En lo que llevamos de temporada empieza a ser habitual ver a Niko asistiendo a Bourousis o a este a Niko en lo que se está mostrando como una de las parejas de interiores más compenetradas en el baloncesto europeo.  

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El contar con un referente dentro de la zona es también uno de los motivos por los que Sergio Rodríguez es ahora mismo el base más en forma en Europa y Sergio Llull y Rudy Fernández se muestran más centrados en su juego. Decíamos al principio que uno de los problemas del Madrid estas temporadas había sido no contar con pívots que estuvieran a gusto en el pick and roll. La llegada de Mejri y Bourousis ha corregido este problema, puesto que ambos se encuentran a gusto lejos del aro y, ya sea el bloqueo y continuación directo para el propio Mejri, ya sea el colocar bloqueos para la penetración o el tiro de otro jugador está dando un gran rendimiento al equipo. Así, como se ha dicho, los carretones de Carroll ahora encuentran mejores bloqueos pero también las entradas a canasta de Rudy Fernández y Sergio Llull ahora vienen precedidas de un buen trabajo previo en el inicio de la jugada que los deja en ventaja frente a sus defensores. El trabajo en el bloqueo en la circulación de los jugadores es uno de los aspectos que más ha mejorado en el ataque blanco. Mientras en las temporadas anteriores era habitual que sólo un par de jugadores intervinieran en cada jugada, este año el trabajo del equipo en cada posesión es mucho mayor, pasándose del 2 contra 2 a jugadas en triángulo o con la participación activa de todo el equipo, favoreciendo la fluidez en el juego y dificultando el trabajo defensivo del oponente.

rudy y llull

El año pasado, en la Liga Endesa, el Madrid tiraba una media de 24 veces de tres por 38 de dos. Jugadores como Sergio Llull o Rudy Fernández tiraban más desde más allá de la línea que cerca del aro (el primero, en liga regular lanzó 151 veces de tres por 111 de dos; el segundo, 138 de tres por 115 de dos). Este año ambos están lanzando las mismas veces de dos que de tres, dándose la circunstancia además de que los tiros de dos vienen casi siempre en ventaja, con lo que Rudy Fernández, por ejemplo, está en un 67% de acierto en el tiro de dos.  En conjunto, el Madrid este año está lanzando una media de 7 tiros más por encuentro en ACB. Sólo uno de estos tiros viene desde más allá de la línea de tres.

Tirando tan solo un tiro de tres más por partido que el año pasado y habiendo empeorado ligeramente el porcentaje en estos tiros, sin embargo el Madrid ha pasado de encestar una media de 87,8 en la liga regular doméstica y 83,2 en la primera fase de la Euroliga a 93 y 92,4 puntos por partido respectivamente en los partidos que llevamos. Se ataca mejor, se encuentran mejores posiciones de tiro cerca del aro y eso produce réditos.

Chacho torero

Mientras el año pasado en liga el equipo promediaba 15 asistencias por partido, con 4 a cargo de Sergio Rodríguez, este año la cifra ha aumentado hasta las 20, siete de ellas del Chacho. No olvidemos que 20 asistencias por partido significan unos 45-50 puntos anotados. Esto es el resultado de la mejor circulación de balón y del mejor aprovechamiento de la pista que se produce al hacer partícipes a los jugadores interiores del ataque del equipo. 

Terminamos como empezamos, hablando de equilibrio. Tras trece partidos oficiales, el Real Madrid sólo ha pasado apuros en uno de ellos y fue precisamente aquel en el que el rival consiguió desconectar el juego interior del exterior. En el resto de partidos, la conexión entre los de dentro y los de fuera en los dos extremos de la cancha ha resultado mortífera para los rivales. Es de alabar el trabajo de Pablo Laso para lograr un cambio tan rápido en los aspectos que no funcionaban manteniendo el estilo de juego del equipo, convirtiéndolo hasta ahora en una máquina que gana partidos al mismo ritmo que ofrece espectáculo. Que jugadores que apenas juegan 10 minutos por partido salten a la pista con el mismo nivel de intensidad que los titulares, está provocando que el equipo sea capaz de mantener el ritmo los 40 minutos y eso lo hace inalcanzable para sus rivales. En un equipo, cuando los cinco jugadores que están en pista pueden ser protagonistas del juego, todo es más fácil.

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