La crisis y el aro


La crisis y el aro

La situación económica de cualquier país afecta tanto a la forma de comer como a la de divertirse. Cuando los euros rebosan en los bolsillos Arzak es un amigo de fin de semana y Arguiñano un colega del menú especial de cada día. Pero claro desaparece el crédito, las tarjetas oro se convierten en rojas y los excesos se vuelven defectos sin que nosotros podamos mover los hilos del contubernio europeo. Y evidente, si para comer las pasamos canutas estamos como para pensar en la diversión y pagar un abono de temporada en las gradas de un pabellón. Prioridades. En la misma tesitura se encuentran los clubes, no todos, pero si la mayoría. Ajuste de presupuestos, venta de activos (jugadores), mirada recuperada hacia la cantera más por obligación que por devoción (no todos) y ensalada de deudas pretéritas que ponen en riesgo el futuro. Hemos vivido rescates de última hora, llamadas de auxilio y una bajada de presupuestos que hacen de nuestra mejor liga una competición partida entre ricos y pobres aunque siempre (gracias) aparecerán un par de ‘Robin Hood’ a los que rendir un merecido homenaje.

Las instituciones no están para trotes, las fotos de antaño no tienen valor ahora, las prioridades han cambiado y saben que es el momento de pasar desapercibidas y no hacer tirabuzones. El caviar ha dado paso al jamón cocido y el champagne al botellón.  De las empresas privadas casi es mejor no hablar, o viven entre EREs o subsisten esperando, como almas en pena, que la salida de la crisis llegue antes que su defunción.

Siempre se ha dicho que en los peores momentos surgen las mejores ideas; igual es el momento de reinventarse, de hacer una liga atractiva por su juego (no cuesta dinero), sin antideportivas, con arbitrajes desapercibidos, sin especulación, donde veamos más jugadores españoles de esos que tantas cosas ganan en categorías menores y no acaban nunca de hacerse mayores; una liga donde todos puedan tener de partida la opción de jugar Euroliga, que suban y bajen sin pasar por taquillas  o invitaciones arbitrarias. En definitiva una competición abierta que despierte a los insensibles y retenga a los amantes.

Reconozco que lo que más envidio del fútbol es que Osasuna pueda ofrecer a sus patrocinadores, antes de comenzar la liga, que va a luchar por la Champion, o no va a descender, y el patrocinador no pueda negárselo; nosotros ni una cosa, ni la otra ¿Qué pueden vender muchos equipos ACB? ¿Copa del Rey y Eurocup?  Poca miga para un buen pan. Bastante hacen algunos con ser los ‘Robin’ que nos devuelven el romanticismo (gracias de nuevo).

Si los que hicieron nacer a la criatura  no pelean porque crezca sana, atractiva, con DNI y futuro; el aro profesional en España acabará siendo una foto dentro de un marco, patios con otros balones o pelotas, unos españoles por el mundo o aquella bonita batalla para contar a los nietos.

Escrito por Mikel Cuadra (@mikelcuadra)

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