
Sirva mi primer artículo, para JordanyPippen, como el más sentido de los homenajes al gran amigo, con el que tuve el honor de compartir ‘Basketconfidencialidades’ durante muchos años. Paco, te llevo conmigo y con mis humildes letras allá donde vaya. Como la vida sigue hablaré de aquello que más te gustaba hablar, de aros.
Tengo la sensación, en los últimos tiempos, de que los ‘entendidos’ de triples, bloqueos directos y demás familia, pasan del blanco al negro con la misma facilidad que un gobernante pierde la memoria sobre quién fue su tesorero. Me explico. Antes de la Copa de Vitoria, el pobre Pascual, era un enterrador de baloncesto, y su colega Laso, un mago de la pizarra con pócimas sólo al alcance del druida de Obelix. Tras alzar la copa, Xavi, vuelve a tocar el cielo de las pizarras, y el ‘run, run’ resuena en los planteamientos de Pablo. Ni tanto, ni tan calvo. La final jugada en la primera jornada vitoriana, pudo caer de uno u otro lado sin que nadie deba poner ni una coma a los planteamientos de sus entrenadores. Pero ya se sabe que, en este país, somos proclives a pasar del héroe al villano sin el más mínimo rubor. Matamos a la misma velocidad que resucitamos, y creemos al minuto de decir a todo Dios que somos ateos.
El Barcelona, y Creus tuvieron el acierto de tirarse a tumba abierta por Oleson, y la apuesta salió victoriosa. Brad es ese tipo de jugador silencioso capaz de pasar desapercibido, pero que está en todas partes y retumba en sus rivales. Buscaban un enfermero para Navarro, y ya lo tienen, a la par que debilitan a un rival directo y añaden quilates a su rotación exterior. Tener grandes jugadores mejora a los equipos y por ende a sus entrenadores. Los despachos, en mi humilde opinión, alzaron una parte importante de la copa.
Ni blanco, ni negro. Dejemos que los protagonistas, resultados y circunstancias pongan a cada uno en su sitio, y por encima de todo divertirnos para no tener que hacer uso de palomitas o patatas fritas, que engordan un huevo.
Querido Paco, las cosas por este mundo siguen como las dejaste, con la gran diferencia de que el hueco no sabemos como taparlo. Los aros te añoran y tus amigos te seguiremos llorando, aunque sé que te jode.
Escrito por Mikel Cuadra (@mikelcuadra)
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