Francisco Roca, presidente de la ACB, ha mostrado su descontento con el nuevo sistema de competición aprobado por la Euroliga y ha anunciado su intención de reunirse con Jordi Bertomeu, presidente de dicha competición.
Es evidente que el que se cree una liga europea prácticamente cerrada, que se jugará a 30 partidos es un golpe mortal a las ligas nacionales, muy especialmente a una Liga Endesa que lleva una década muriéndose pero pretendiendo actuar como si estuviese en la flor de la vida.
Pero no nos engañemos: la Euroliga lleva avisando que su intención era crear esta liga muchísimo tiempo y, cuando finalmente la ha creado, lo ha hecho copiando el modelo presentado por la FIBA hace unos meses, con la única variación de que las plazas fijas son 11 y no 8 como proponía la Federación Internacional. A cambio, los clubes participantes recibirán más dinero y jugarán una liga en la que están los equipos más potentes del continente.
Y frente a esto ¿qué puede oponer una ACB que lleva años dando tumbos entre la incompetencia de sus dirigentes y la indiferencia de un sector cada vez más amplio de las aficiones?
Absolutamente nada. La ACB ha vivido durante mucho tiempo de espaldas a la realidad. Cuando los pabellones se vaciaban, las televisiones no pagaban y los clubes desaparecían en un mar de deudas, seguía contándonos que la Liga Endesa era la «segunda mejor liga del mundo». Así, todo seguido y del tirón. Muy al contrario, la ACB es ese viejo aristócrata arruinado que, tratando de ocultar sus deudas, sigue gastando, consiguiendo únicamente endeudarse más y más. Hasta que llega un momento que la ruina es tan evidente que no se puede tapar más.
Surge la queja de la liga cerrada, ¿con qué cara puede alguien en la ACB alzar la voz, cuando año tras año se impide el ascenso desde la LEB a golpe de cánones? Cómo se puede criticar que la Euroliga adjudique 11 plazas fijas y se reserve otras dos procedentes de sus competiciones, después del esperpento vivido este verano. Cuando una vez tras otra has ninguneado a otros clubes porque procedían de una competición organizada por una federación con la que llevas enfrentado mucho tiempo, ¿ahora vas a alzar la voz porque tus clubes se van a quedar fuera? Cuando aún no te has puesto de acuerdo con la FEB sobre si subirán tres equipos o sólo uno dentro de un año, ahora buscas una alianza estratégica con la Federación porque las federaciones nacionales son el otro perdedor… Verdes las han segado.
Salta la alarma con la liga de 30 partidos. Y es que son 6 más que los actuales, lo que significa que, o se juegan al menos seis jornadas en fin de semana, coincidiendo con los partidos de la Liga Endesa, o el final de la Euroliga ya no será a mitad de mayo, sino a finales de junio, coincidiendo con los playoff de la ACB. Y claro… ¿Uno de los tres equipos españoles va a renunciar a un enfrentamiento con CSKA o Fenerbahce por jugar contra el octavo clasificado de nuestra liga?
Jordi Bertomeu no es, como él mismo se cree, David Stern, pero al menos ha sabido ver hacia dónde tenía que moverse si la Euroliga no quería acabar convertida en un bonito cadáver. La ACB, en cambio, sigue mirándose al ombligo.
Sit tibi terra levis
Pero es el problema es que vienen extranjeros como los bases de Serbia o de Francia en vez de contratar a veteranos que no han demostrado nada pero son españoles, mimimimimimimimimi.
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